La tapia con sifón

Bocatas y daiquirí

Mucho peores son la mayoría de daiquirís que se ven por nuestras barras, en muchos casos prefabricados

No voy a proponer que tomen bocadillos con daiquirí, igual que los mejicanos acompañan el tequila con botanas. Lo que pasa es que me han llegado a la vez la convocatoria del V Concurso de bocadillos de autor y un precioso libro sobre cocina cubana editado en México. Como es posible que se presente en mayo en Almería no hablaré de él, sólo quiero extraer la historia y receta del daiquirí (con acento en la última i, que ya me ha regañado la autora). Este a menudo maltratado cóctel lo hizo famoso Constantino Ribalagua hacia 1920.

El "Grande Constante" era cantinero del Floridita y, tras muchas pruebas, lo definió así: 2 cucharadas de azúcar, jugo de medio limón, gotas de marrasquino, 1 taza de hielo picado y 2 onzas (6 cl) de ron añejo. Se baten todos los ingredientes en una licuadora o batidora hasta lograr una consistencia suave, no de granizado. Así lo hacían en un bar cubano que estuvo en la calle de Jovellanos hace pocos años. El de El vino en un barco es correcto (y a petición mía con menos azúcar, como le gustaba a Hemingway) pero lo hacen en coctelera y el hielo no se integra. Mucho peores son la mayoría de daiquirís que se ven por nuestras barras, en muchos casos prefabricados y con añadidos innobles. Un ron añejo ideal y asequible es el Havana Club 3 años, aromático y casi sin color. El ron actual no se parece al que se destilaba en el XVII, el de las películas de piratas. Mejoró con el uso de alambiques de cobre y con el almacenamiento en tinajas de barro enterradas, sistema atribuido a Pedro Diego, el padre del ron cubano. A finales del XIX se fijó la calidad del ron superior.

El concurso de bocadillos citado lo patrocina una marca de panes congelados, de los que se habló aquí la semana pasada. En este caso se trata de panes de calidad, que también lo hay. La marca Fripan, es de una multinacional española usada en muchos restaurantes de nivel. No he conseguido la composición, aunque certifican que se hacen con masa madre natural, fermentaciones largas y sin colorantes ni grasas hidrogenadas. La IV edición la ganó un "bocata de calamares con alioli de su tinta". Hay muchas versiones parecidas, aunque la mayoría con mal calamar, mal descongelado y mal frito. No está mal el de la Terraza Almadrabillas. Y el de Miguel del Rei lleva un pan elaborado con la tinta.

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