Ada Coalu, la alcaldesa de Barcelona, miente, y lo hace por cobardía, porque trata de evitar ser inhabilitada, para presentarse a las próximas elecciones catalanas a la vez que jalea a los alcaldes independentistas que quedarán apartados de las listas. Ada Colau miente con un argumento averiado, ya usado, manido: el referéndum del 1 de octubre sólo es una gran moviliación para ejercer el derecho a decidir. Es falso, eso valió para el 9 de noviembre, para aquellas urnas que se colocaron con el permiso del Gobierno central. Esta vez, hay una gran diferencia. El Parlamento catalán ha aprobado dos leyes de desconexión, la del referéndum de independencia, cuyo objeto es el 1 de octubre, y la de transitoriedad y fundación de la república catalana.Por tanto, no es un mani ni una sentada ni una batucada: es un hito de un proceso de independencia. La ley de transitoriedad explica en su artículado que, al tecer día de conocerse el resutado delreferéndum, y si éste es afirmativo -yo, con esto es que me parto, como si fuesen a votar los de no-, se proclamará en sesión solemne la república catalana. Por tanto, nada de movilización, el 3 ó el 4 de octubre hay república en Barcelona, a eso es lo que vamos. Pero Ada Colau, que va de lista, quiere mentirnos, como Pablo Iglesias, dos listos, dos cobardes.

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