Crecimiento falaz

El informe de 2018 no es más que una serie de fotogramas que en nada se diferencia de los anteriores

En estos momentos, cuando escribo esto, no he podido disponer todavía del nuevo informe de Intermon Oxfam. Tengo solamente el del año pasado, el del 2017. Por tanto del informe actia solo puedo hablar de oídas. Ahora bien, lo que se oye invita a cualquier cosa menos al optimismo. Dice que en España ya se ha recuperado el nivel económico que existía antes de la crisis. Si lo dicen los estudiosos habrá que creérselo. Pero, dadas las noticias que seguían a esa noticia positiva, podríamos pensar que a lo mejor hubiera sido preferible que la primera hubiera sido falsa. Porque la conclusión que obtenemos es que como consecuencia de la noticia buena se ha producido una rapiña descarada que ha acaparado esos beneficios, no sé si de forma ilegal, pero sí en cualquier caso de manera inmoral. Y si, aparte de inmoral, ha sido legal, entonces tendremos que pensar en cambiar de modo radical ese conjunto de leyes que permiten tales apropiaciones. Además, cuando pensamos en modo estadístico, superando la visión de considerar este fenómeno como un algo aislado, y analizamos el asunto en términos de una tendencia, entonces se evapora cualquier viso de optimismo. El informe del 2018 no es más que una serie de fotogramas que en nada se diferencian de los anteriores del 2017. Son las mismas noticias negativas para la mayoría. Entonces se denunciaba la gran diferencia existente entre los ricos y los demás. Y ahora, básicamente se reproduce la misma denuncia, porque aquella brecha que se denunciaba en aquel informe no hace más que agrandarse, ensancharse. La riqueza que, según el informe, se está creando en nuestro país, ese incremento que anuncia la subida del PIB (sea lo que sea lo que mida), sigue quedándose en su mayor parte en unas manos que ya están llenas. Esto me pone de manifiesto la denuncia que hice al considerar falso el anuncio hecho hace un par de años en Sitges por Antón Costas cuando afirmaba que el proceso del crecimiento de la economía debía seguir una pauta necesaria para que la riqueza se expandiera por toda la población: tenia que llenarse un vaso, un depósito previo, que, al rebosar, beneficiaría la gente. Una vez más, no parece que sea cierto. Aunque tal vez sí sea cierto, solo que nos encontramos con unos depósitos tan grandes, tan grandes, que llegan a ser ilimitados. Está claro, entonces, que la teoría puede ser verdadera, lamentablemente verdadera, penosamente verdadera.

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