Crimen y castigo

La crónica negra no es nueva y el morbo tampoco. La gente compraba el horror presente, pasado y futuro La Teología de la Liberación influyó positivamente en la narrativa hispanoamericana

Primer aspecto: Vuelta otra vez a lo de legislar en caliente. El lobo político se alimenta de votos y va disfrazado de ideales por el bosque pero si no tiene votos para comer se va del bosque con el rabo entre las piernas. Por cierto, la gente vota en caliente. Por cierto, la gente vota lo que le da la gana. Me suena algo de alguien llamado Zapatero sobre votos en caliente. Si no hay que legislar en caliente, tampoco hay que votar en caliente. Bueno, si el voto en caliente es para mí entonces sí. Legislan los que son votados, ergo la gente votará en caliente a los que legislan en caliente. Y ahora viene eso de levantar la patita o no levantarla. Dos más dos son cuatro. Segundo aspecto: Nunca ha habido en la historia de la humanidad tantos fabricantes de bulos y digo yo, tanto beneficio da que yo pulse la noticia con titular falso para que haya un negocio al respecto, porque si no lo hay y es pura afición ya hay que ser friki. A los pocos días del suceso de sucesos de la crónica negra más negra había titulares en enlaces de las redes sociales que decían: Han detenido al padre y para que no se desconfiara del medio venía bajo el logo de la cabecera El Mundo y con una foto del padre con la cabeza baja. Abrías el enlace y la noticia era que habían detenido al acosador. Los medios de comunicación del futuro competirán por emitir el bulo más morboso mientras haya audiencia. Cuatro más dos son seis. Tercer aspecto: La crónica negra no es nueva y el morbo tampoco. Hubo hasta un famoso periódico (de mucho éxito, por cierto) que hasta se vio retratado con una serie (de poco éxito, por cierto) que vendía la crónica negra y el morbo a diario y a miles. La gente compraba el horror presente, pasado y futuro día sí y día también. Ese periódico dejo de existir porque cambiaron los medios y las circunstancias. Incluso hizo un intento vano por resucitar hace poco. Pero la gente ya no quiere ver el horror impreso y pagar por ello. Quiere verlo en las redes sociales y en la televisión y no pagar nada. Es decir, no quiere verlo, pero lo ve con audiencia inusitada atenta a cualquier noticia al minuto, dispuesta a tragarse cualquier bulo. Enganchada al horror. Es El Caso, en moderno. El Quién sabe dónde, en actual. Quién teme al lobo feroz, quién no ha visto la película El Cebo. El lobo político tiene que comer y el ciudadano caperucita tiene que votar. Cuatro más cuatro son ocho.

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