La tapia con sifón

Duelo de turrones

El desencanto llega cuando saca uno la tableta y se encuentra con un turrón de aspecto industrial

Mientras nos instalamos de lleno en el arrepentimiento por los excesos navideños y las consiguientes -y efímeras- dietas de recuperación, permítanme un último comentario sobre turrones. Concretamente sobre dos bastante caros, pero de muy distinta calidad. Uno es la versión "premium" del turrón de Alicante 1880, ese que se anunciaba como "el turrón más caro del mundo". Y es cierto que resulta carillo: 5,75 euros por cada tableta de 150 gramos en un comercio del Paso de Almería. Los pagué con gusto porque en la caja aparece la foto de un vistoso y grueso "sándwich", a la manera de las tortas imperiales de calidad: almendras enteras someramente bañadas en la clásica mezcla de miel, azúcar y clara de huevo. Además, debajo de la foto se nos informa de que se trata de "Selected Marcona Almonds". El desencanto llega cuando saca uno la tableta de su funda de plástico y se encuentra con un turrón de aspecto industrial, cortado a máquina y con un grosor y contenido más propio de un turrón normalito, de los que cuestan la cuarta parte que el susodicho "premium" (colgaré las fotos en el blog). Y el sabor tampoco está a la altura de las supuestas marconas. La alegría y el disfrute me han venido por un turrón que me trajo mi hermana desde Madrid, aunque está hecho en Cataluña. Se trata de una novedad que ha presentado este año la muy antigua (1775) fábrica Torrons Vicens: "turrón soufflé de almendra". También es caro, pero menos: 9,60 euros la tableta de 300 g. Además de una materia prima excelente, han tenido la idea de insuflar aire durante la elaboración, por lo que el relleno "duro" queda crujiente y se rompe en la boca, potenciando el sabor y las sensaciones táctiles. Lleva una base fina de chocolate negro y por arriba presenta un aspecto irregular (como la foto del 1880, pero de verdad), con tonos tostados muy apetitosos. Es una genialidad, tal como lo ha calificado Albert Adriá, que en esto de la confitería es una figura mundial. También han sacado este año un turrón soufflé de avellana y chocolate, aunque no le llega ni de lejos al de almendra. Lo malo es que no es fácil encontrarlos por aquí abajo; que yo sepa sólo lo tiene Casa Joaquín (¡cómo no!). Las tiendas más cercanas a Almería las tienen en Madrid (Mayor, 41; Arenal, 21 y Corte Inglés de Preciados). Y las más lejanas, en Abu Dabi y Dubai.

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