Enseñar a enseñar

¿Qué habría que enseñarse a los futuros profesores? ¿En qué consistiría esa formación hacia la excelencia?

Afin de cuentas, ¿quién sabe quién es el buen profesor? Lo pregunto porque ese debe ser el horizonte de referencia para trabajar durante ese proceso innovador que se conoce como el MIR de los profesores (al que quizá habría que bautizar con PIR o algo similar). Se dedicará a la formación de los futuros profesores dado que una de las grandes carencias que se observan en el panorama educativo es la deficiente formación de los profesores. Ya hace bastante tiempo (quizá desde los tiempos de Rubalcaba) que se viene abogando por un periodo dedicado a la formación de los profesores. Es una buena idea, sin duda. Pero de ahí mi pregunta sobre el buen profesor. ¿Qué habría que enseñarles a los futuros profesores? ¿en qué consistiría esa formación que los orientara a la excelencia? Lamentablemente no lo tengo claro. Hay que plantear alguna pregunta, como de costumbre: ¿cuáles y cuántas son las variables que intervienen en la actividad de un profesor y que determinan la valoración de su ejercicio? La respuesta nos dará las pautas para elaborar el "programa" de formación. Yo debo confesar en este momento una cosa: en mi larga experiencia como docente he tenido compañeros que han sido muy buenos, buenos y mediocres profesores. Si me centrara en los que yo consideraba "muy buenos" (serían los que nos interesan en estos momentos) y tuviera que hacer una intersección de sus características para fijar el perfil del "profesor excelente", el resultado sería, posiblemente, algo muy cercano al conjunto vacío: aparte de una dedicación y una vocación inequívoca por la enseñanza, he encontrado en todos ellos tan variadas metodologías (diferentes en distintos momentos en algunos de ellos) que no me sirven como modelo fijo. Eso, independientemente de que (lo he defendido siempre) la auténtica valoración de un profesor solo se puede realizar mucho tiempo después de que se haya hecho una evaluación en un momento determinado de su actividad: cuando haya culminado la etapa de formación de unos alumnos, años después de que hayan pasado por sus manos. En esta situación, y sin ser derrotista, quizá solo pueda decir que esa etapa de formación tendría un doble contenido: decir qué cosas NO debe hacer un profesor, y adiestrarlos en toda esa gama de actuales técnicas de evaluación con tantos detalles y tantos aspectos y tantos indicadores que asfixian la auténtica actividad docente.

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