Carta del Director/Luz de cobre

Esperando al ministro de la Serna

Cuando hablo de comunicaciones ferroviarias en la provincia con ciudadanos, la duda los asalta de nueve de cada diez veces

Finales de noviembre, para mantener la promesa, debe ser la fecha en la que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, cursará nueva visita a Almería. Con esta serán tres la ocasiones en las que ponga pie -vendrá en avión y no en tren- en tierra en la provincia ferroviaria más desierta de cuantas componen la península.

El tiempo transcurre, lento pero inexorable, para que las promesas que hizo en materia de infraestructuras, y que todos creímos, se cumplan con precisión suiza, como los relojes. Han pasado solo seis meses desde la famosa reunión con la sociedad almeriense, en la que el que fuera alcalde de Santander se comprometiera a que el AVE a Almería sea una realidad en 2023. Nada hace pensar lo contrario. No obstante, la distancia que separan las palabras del papel es inmensa y ya no les digo la que existe entre la celulosa y la realidad. Yo diría que el trecho es sideral.

Cuando hablo de comunicaciones e infraestructuras ferroviarias con empresarios, políticos y ciudadanos de la calle, la duda los asalta nueve de cada diez veces. El miedo a los incumplimientos se instala en la misma medida en la que el tiempo transcurre, el Gobierno aún no tiene presupuestos para el próximo año y los pasos dados para la redacción y licitación de proyectos sigue siendo una incógnita.

Pues a pesar de eso, sigo creyendo en la palabra del ministro. Todavía persiste en mí la voluntad positiva, encarnada en la solidez de sus palabras y en ese positivismo del que siempre he hecho gala, que me hace ver la botella medio llena.

No se dan, la verdad, muchos datos para acompañar mi optimismo. Al contrario. La realidad es puñetera y ya no se nos vende un AVE, con doble ancho de vía. Habrá una sola que una Almería con Murcia, pues en opinión de los responsables, es más que suficiente para hacer frente a las necesidades de esta tierra y a un futuro crecimiento. Es posible que hasta tengan razón, pero no debemos resignarnos. Al contrario. Como almerienses nuestra reivindicación y exigencia debe pasar por la doble vía y, si no es posible, al menos que la plataforma se quede preparada para cuando sea necesaria. Tampoco tenemos muy claro como va a ser el soterramiento de las vías y si la estación permanecerá donde está o nos mandan a El Puche. Y finalmente tenemos el tipo de tren que las surcará y la velocidad a la que podrá circular.

Como ven no son cuestiones baladíes. Todas ellas a la espera de respuesta y confirmación por parte del ministro De la Serna en su próxima visita a Almería. Mantengamos la cordialidad con aquellos que vienen a vernos y cumplen, pero seamos intransigentes y no cedamos un ápice en unas demandas justas y necesarias para mantener a esta tierra en la senda del crecimiento que todos nosotros, casi sin ayuda, hemos logrado.

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