La tapia del manicomio

Más Europa

Mutualizar la riqueza con los más pobres no parece que sea una actitud habitual en los ricos (véase Cataluña)

Como llevamos tres o cuatro años en que las cifras de la economía europea van dando alegrías -eso sí, alegrías macroeconómicas, porque el personal "micro" sigue igual o peor que antes- los gobernantes empiezan a transmitir un optimismo, para nosotros impostado. Según ellos vamos como motos, y es el momento de emprender grandes movidas que consigan entusiasmar al personal que, repetimos, sigue alicaído con razón. En estas, el presidente de la Comisión Europea, Juncker, ha presentado un plan para que la UE se integre más, ya que ahora somos uno menos. Pero poco ha durado la alegría en la casa del pobre (y eso que Juncker no es pobre, sino luxemburgués): el Eurogrupo le ha dicho que más despacito, Juan Claudio. Naturalmente, han sido los grandes los que han dicho que nasti a la extensión del euro a todos los países de la UE y a la creación de un Fondo Monetario europeo. Y se pregunta uno: ¿qué pasa? ¿que Alemania, Francia, Italia y España no quieren fortalecer la UE? ¡No!, es que no les conviene de momento. Obvio, mutualizar la riqueza con los más pobres no parece que sea una actitud habitual en los ricos (véase Cataluña). Si unos aportan trampas y otros jayeres, y se mezcla todo, luego resulta que el que más puso más perdió: "Europa ens roba".Estas situaciones surgen cuando lo único que nos importa en la vida es la pela y ver si podemos perjudicar al vecino. Cuando las políticas económicas toman esos caminos llevan a crisis mundiales. Pero que conste que esta defensa a ultranza de los intereses propios tiene un paradigma actual que no es europeo: el Trump. En cualquier caso, y a pesar de que se la hayan zapateado, la propuesta de Juncker es razonable y seguramente se llevará a cabo antes o después. Porque esto es como montar en bicicleta, que si se queda uno parado se cae. Mantenerse en equilibrio sin avanzar solo está al alcance de malabaristas, y en economía los malabarismos llevan a la estafa y/o a la ruina. El problema es que el egoísmo es el primer presupuesto de cualquier sistema económico, como de cualquier individuo. Y ante eso de poco vale el razonamiento. Los impulsos son de tal fuerza que incluso aceptamos saltarnos un ojo con tal de que el contrario se salte los dos. Pues con todo y con eso seguimos avanzando y confiamos en que continúe así. Optimistas que somos.

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