Hoy en el recuerdo

José Manuel Bretones

La Feria del Libro nace con la muerte de Franco

Hace 31 años era en el Paseo de Almería donde la Feria Nacional del Libro protagonizaba la vida cultural del año y servía de gran estímulo a los autores locales para editar sus obras

La XXXI edición de la Feria del Libro, que concluye en Almería, ha sido un ejemplo de la evolución que este evento cultural ha tenido en la capital. Convertida ahora en Lilec, las primeras ediciones de la Feria del Libro concentraban actos culturales, exposiciones y presentaciones de nuevos títulos de escritores locales y nacionales. La instalación de las casetas en las aceras del Paseo se vivía con intensidad, quizás porque durante el resto del año las propuestas culturales eran escasas.

La Feria del Libro nació con la muerte de Franco. En los años 1975, 76 y 77 se celebraron sus tres primeras ediciones, cuando ya no existía el anterior Jefe del Estado pero todavía no teníamos Constitución democrática. Se trataba de una actividad promovida por entidades privadas pero sufragada con los fondos públicos del Ayuntamiento (aún franquista) y de la delegación provincial del Ministerio de Cultura.

"Feria Nacional del Libro"

Por aquel entonces, su denominación oficial era Feria Nacional del Libro y, por ejemplo, la de 1977 se prolongó del 8 al 18 de diciembre. El Ateneo fue la entidad encargada de la preparación de la III edición, aunque el cargo de presidente de la comisión organizadora recayó en Rafael Martínez de los Reyes, delegado provincial del Ministerio de Cultura y Bienestar. Su amigo, el editor José María Artero, ostentó la vicepresidencia y por ello abrió una serie de colaboraciones escritas de varios personajes de la ciudad vinculados al mundo de la cultura. La feria editaba un boletín informativo diario que se llamaba Hoy y resumía en la prensa local los acontecimientos de cada jornada. Artero, sobre la feria, dijo: "El trabajo del editor, del distribuidor y del librero es labor cultural y también la mejor manera de hacer patria". Julio Alfedo Egea fue otro de los narradores de esta feria del año 1977: "¿Cuándo llegarán los tiempos en que a ningún almeriense le falte un libro, un pan y una rosa?", sentenció. Mientras, distintos autores como Miguel Naveros mostraban cierta indiferencia hacia el evento: "No he visto nuestra feria del libro en ninguna de sus versiones; creo que esta es la tercera…". María Rosa Granados, Fausto Romero, Nicolás Cabrillana, Carmen Bravo, Emilio Llorca, Jesús Martínez Durbán, Arturo Medina, Manuel del Águila Ortega o Juan Martínez Martín Martimar fueron otros de los escritores a los que la organización les pidió una reflexión por escrito del evento cultural de 1977. Cada uno aportó su experiencia personal o sus perspectivas de futuro, como Arturo Medina con la literatura y la infancia; Del Águila sobre la lectura y relectura; Fausto Romero con la pereza lectora del almeriense o Emilio Contreras sobre la facilidad de encontrar en la feria cualquier título: "Las dificultades que los jóvenes de hace quince años encontrábamos para conseguir cualquier obra elemental han desaparecido". José Fernández Revuelta se atrevió a significar los temas más demandados de los almerienses: "Los sucesos, el sexo y la ciencia ficción parecen ser temas que el gran público lee con preferencia".

La edición de 1977 se promocionó con un matasellos propio

Pese a las limitaciones que estas primeras ediciones de la Feria del Libro pudieran aparentar poseer, lo cierto es que a Almería vinieron distintos conferenciantes y personajes vinculados con el libro y la cultura oficial para ofrecer conferencias. El que era responsable del Instituto Nacional del Libro, Fernando Cerdán, estuvo aquí, así como el Subdirector General del Libro, Carlos González Echegaray. Éste, por cierto, prometió que Almería tendría una Casa de la Cultura en 1978 "o a lo sumo en 1979".

Sin duda, este acontecimiento fue aprovechado por las autoridades de la época para dejarse ver en las casetas del Paseo. Así, en el acto de inauguración estuvieron el alcalde Rafael Monterreal Alemán (aún de la época franquista), el delegado de Agricultura, José Luis Hernández Sánchez; José María Artero; la concejala María Cassinello, la inspectora Rosa Relaño o el ya referido delegado de Cultura y Bienestar, Rafael Martínez de los Reyes.

La edición de 1977 se promocionó con un matasellos propio que, durante los diez días de Feria, sirvió para el franqueo de sellos en la capital.

Pero quizás el acto cultural de mayor peso fue la conferencia que el inolvidable periodista Juan Martínez Martín Martimar ofreció sobre el poeta almeriense Francisco Villaespesa al cumplirse, en 1977, el primer centenario de su nacimiento. La prensa de hace 31 años calificó la disertación de Martimar de "magistral"; no obstante, sorprende que la Feria del Libro del centenario de Villaespesa no dedicara mayor realce a su figura.

Editores privados: yo escribo, edito y vendo

La celebración de la Feria del Libro suponía un argumento muy válido para que los autores locales editaran sus obras. Hacían coincidir la publicación de las mismas con el evento para aprovechar el tirón de visitas a las casetas. Para ellos, el Ateneo Cultural de Almería cedía su caseta -la número 16- aunque mucho huían de esa denominada "cultura oficial" y se asociaban con otros expositores independientes o editoras foráneas para mostrar sus libros.

El Ateneo, no obstante, luchaba por aglutinar en su caseta a todos los autores locales y, para ello, insertó en el periódico un anuncio animando a que aceptaran su oferta de espacio: "Ponemos nuestra caseta a disposición de los almerienses que se autoediten libros minoritarios y entrañables, en su mayor proporción de poesía y que quedan ocultos o casi perdidos entre los bestseller".

Entre los almerienses que hacían coincidir sus publicaciones con la Feria del Libro destacan los que cultivaban la poesía. Pequeños libros de no más de 500 ejemplares de tirada, cuya impresión financiaban los propios autores. Canciones del alma, Lirios junto al mar, Rumbo hacia Dios o Concierto de Clavicémbalo fueron algunas de las obras editadas en paralelo a la Feria del Libro. Resultaba curioso ver a los propios escritores, tras el mostrador de las casetas, vendiendo sus obras.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios