La otra mirada

Ruth García Orozco

Historia de la igualdad

EN estos días venimos celebrando todo tipo de actos y homenajes con motivo del día 8 de marzo, declarado por Naciones Unidas como Día Internacional de la Mujer, en conmemoración de su lucha por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre, así como por conseguir su desarrollo integral como persona.

Haciendo historia, nos remontamos a la antigua Grecia para encontrarnos con Lisístrata, que en la obra de Aristófanes consiguió detener la guerra entre Atenas y Esparta convocando una huelga sexual de las mujeres de los soldados de ambos bandos, convirtiéndose desde entonces en un símbolo del esfuerzo organizado y pacífico por la paz. Más tarde, en la Revolución Francesa, las parisinas marcharon hacia Versalles pidiendo "libertad, igualdad y fraternidad" para exigir el voto femenino, aunque tardarían aún mucho en obtenerlo.

En 1909, el Partido Socialista de Estados Unidos de América fijó como Día Nacional de la Mujer el último domingo de febrero, y así se vino celebrando hasta 1913. Se cumplen pues 100 años desde que un país decidiera señalar en su calendario un día especial para reivindicar la lucha de la mujer para salir de una situación de profunda desigualdad.

Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague en 1910, en que la Internacional Socialista proclamó el Día de la Mujer de carácter internacional, se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de mujeres y hombres. Además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

El 25 de marzo de ese año, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.

En 1917 las mujeres rusas, en protesta por los dos millones de soldados muertos en la guerra, decidieron declararse en huelga, pidiendo "pan y paz". Cuatro días después, el 8 de marzo, el Zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho al voto.

Desde Lisístrata hasta hoy, las mujeres se han organizado para luchar por los mismos esquemas: defensa de la igualdad, de la paz y de los derechos universales. No obstante, hoy querría dedicar mi pensamiento a todas aquéllas que no saben que existe el ocho de marzo. Para ellas en especial es necesario seguir luchando.

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