Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Incomprensibles algunas lealtades a Villar

El papelón de Sánchez Arminio y de Clemente en sus defensas está resultando ridículo

Asistimos estupefactos a una ceremonia confusa en torno al encarcelamiento de Ángel Villar. Tras leer la papela del juez Pedraz no comprendo cómo continúan saliendo defensores de una causa presuntamente tan perdida. Por supuesto que la presunción de inocencia es un deber sagrado para todo el que ose opinar, pero de ese respeto a la beligerante defensa que algunos personajes hacen de la gestión de Villar va un abismo.

Me quedo, por ejemplo, con las posiciones que en este asunto han adoptado el todavía jefe de los árbitros y el ex seleccionador nacional más controvertido de la historia. Hay que ver cómo se han puesto ambos y cómo defienden, con cuánta fidelidad, al hombre que fue su jefe. Bueno, de Javier Clemente fue hasta compañero cuando uno estaba en el ocaso por culpa de una lesión mal curada y el otro empezaba a enfundarse la camiseta dorsal número ocho del Athletic Club.

Mientras Clemente se ha enzarzado en una defensa numantina de Villar en las redes sociales, con José Ramón de la Morena como principal destinatario, Victoriano Sánchez Arminio no ha tenido el menor recato en declarar que ni a un terrorista tratan peor que a Villar. El primero basa toda su defensa en un ataque barriobajero al periodista, convertido desde hace más de veinte años en su enemigo de guardia, ataque en el que abundan las puyas a una característica física del locutor.

De siempre me emocionaron las lealtades, sobre todo las inquebrantables. Pero una cosa es la lealtad debida a todo amigo y otra diametralmente opuesta es la defensa obtusa de un personaje al que parece que han cogido con un montón de carritos de los helados. Ya, prácticamente de oficio, hasta el TAD le ha abierto expediente al que, hasta el jueves, fuese considerado omnímodo e inatacable jefe del fútbol patrio, que una cosa es ser amigo y otra defender sin argumentos.

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