Legales

La propaganda le sale de dulce, en el sentido más goebeliano. Hay que dulcificar y humanizar a la bestia

Bien, he visto el nuevo documental sobre los Ilegales, es decir, sobre Jorge Martínez. Sí, ese que han hecho mediante un crowfunding. Crowfunding: Dícese de la manera moderna de pasar la gorra para financiar un proyecto. Es igual de cutre pero queda más moderno. El susodicho documental es ese que todos ustedes conocen y se denomina Mi vida entre las hormigas. Ah pero que no lo conocen, ah pero que a nadie le interesan ya los Ilegales. Ah. Ilegales: Grupo de música bastante bestia que arrasó los bares y los escenarios de buena parte de los años 80 y algunos de los 90. Y que, por cierto, siguen en activo. Bueno, en semiactivo. Bueno, lo que hacen ahora es crowfundings y documentales. También algunos discos de vez en cuando. Después de varios documentales ya existentes (ignoramos como se han financiado), ahora la misma historia se centra en repasar las misma anécdotas, los mismos comentarios, las mismas frases con los mismos entrevistados y ahondar un poco más en la personalidad del venerable Jorge Martínez. Ahora Jorge Martínez, como muchos, es pasto de las redes sociales que le absorben y le devuelven el lado más egocentrista. Hagamos un documental sobre Ilegales, es decir, hablemos de mí y un poco de los demás. Los soldaditos, la hostia al de Gabinete Caligari, las burradas históricas y lo bien que le parece a todo el mundo todo eso. Su claustrofóbica casa, su polvoriento caserío (herencia familiar y semiabandonado) y el testarazo en la cabeza al que se equivocó una vez en un ensayo. Lo de Ilegales y los Magníficos, una no mala idea que se fue al traste por que no hay romanticismo en el mundo del rock, oh. Sale hasta desnudo, sí, desnudo, porque su afición ancestral es observar aves en el bosque y para no hacer ruido no lleva ropa. Pero espera, oh, se muestra también el lado humano y sensible del personaje. Oh, Jorge Martínez es además humano. Hasta una chica habla de su lado profundo y atractivo. La propaganda le sale de dulce, en el sentido más goebeliano del término. Hay que dulcificar y humanizar a la bestia, hacerle sentir triste. Tocar los temas difíciles, la muerte de su padre y de su madre y la del último bajista del grupo, Alejandro Espina. Bueno, ya tenemos todos los documentales, ya tenemos todos los datos, ahora tan sólo hace falta que siga haciendo conciertos tan buenos como los que vi en dos de sus épocas. A ese crowfunding sí que me apuntaría.

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