Limpia currículos

Aquí y allá aparecen currículos inflados, largo tiempo públicos y ahora sometidos a escrutinio

La limpieza de sangre tenía más que ver con las confesiones religiosas, ante la sospecha de que muchos conversos practicaban sus antiguos credos y, sobre todo, para resultar admitido en instituciones que requerían probar larga descendencia de cristianos viejos. Tales prácticas de escrutinio en los antecedentes personales y familiares también se han adoptado incluso para la militancia política, así como la necesidad de contar con avales de afiliados solventes y ortodoxos con su credo ideológico. La limpieza de los currículos participa de algo de esto pero es más sobrevenida; principalmente si quien se hace acreedor de méritos falsea, confunde o no cuenta con ellos y tales embustes son advertidos y públicamente denunciados. De ahí que estén apareciendo, como un rosario de mentiras tramposas, títulos académicos que justifican o abrillantan el currículo de cargos políticos, cuando se presume que estas mismas personas, por razón de su desempeño, están obligadas a una mayor ejemplaridad. La titulitis atribuye un valor muy relevante a las acreditaciones de estudios como garantía de los conocimientos de quien los acumula; pero también concurren en esa inflación académica circunstancias relacionadas con la notoriedad social, ya que los estudios superiores, no mucho tiempo atrás, solo eran posibles para las clases sociales más desahogadas.

El "y tú más" es una estrategia defensiva que utiliza como arma el ventilador escatológico. Por eso, aquí y allá aparecen nuevos currículos inflados, largo tiempo públicos pero ahora sometidos al escrutinio y las pesquisas de los que contienden en esta trifulca. Generalmente, los nombramientos y cambios en los gobiernos o cargos públicos se anuncian con los currículos de los nombrados Y esta información suele ser consultada con una curiosidad comprensible. Sin embargo, el ejercicio de la política es uno de los muy pocos que no requieren certificado o título académico, acaso porque se estiman otras facultades, destrezas o competencias no adquiridas mediante la formación académica reglada. Otra cosa es que tampoco sean estos últimos méritos, sino otros obtenidos en las lecciones y manejos de los aparatos políticos, los que justifiquen el merecimiento de quienes han cursado tales "estudios" durante largo tiempo.

Repartida debe estar esta suciedad y ya se advierten actos de contrición tras el higiénico repaso con el limpia currículos.

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