Lunes de resaca

Tendremos un desventurado día antidemocrático como sucedió el 6/10/1934 por la falta de compostura

Hace algunos años, bajo el mandato municipal en la alcaldía del catedrático de la UAL Fernando Martínez López, magistral de "Los Coloraos", se estableció como día festivo el "Lunes de resaca" en ese símil más propio de la barroca capital Hispalense, así como la feria y fiestas recogieron el gentilicio "del Mediterráneo" en analogía a otros momentos pretéritos de la "Costa del Sol", cuestiones ambas que quedaron en el rescoldo de las tibiezas. Ha finalizado la feria y fiestas en honor a la Virgen del Mar y nos adentramos, al menos, entre otros ámbitos de la vida social en el inicio del curso académico con la vista puesta en el ducentésimo septuagésimo cuarto día del año en el calendario gregoriano, 1 de Octubre, festividad de Teresa Lisieux.

Día y mes de recuerdos en la memoria histórica del NO-DO para quienes hemos superado los 50 abriles, y en clase escolar nos ponían en firme posición por ser el "día del Caudillo" mirando hacia la negritud pizarra, en cuya parte superior se encontraban los fotogramas en negro ruan del siempre ausente José Antonio y Franco, y un sobrio crucifijo más propio de los ataúdes. Tendremos, a buen seguro, un desventurado día antidemocrático como sucedió el 6/10/1934 por la falta de compostura y respeto a la mayoría de los españoles, conforme al texto constitucional de aquel momento y el actual de 1978, que regula las reglas del juego en el campo político de la sociedad civil democrática, tras una loable y plausible Transición política.

Esperamos y deseamos, sí no todos, una gran mayoría de gentes, que este final del verano caluroso, árido y seco sin recursos hídricos nos impregne de la tranquilidad que da haber disfrutado "turísticamente" a nivel nacional de infinidad de fiestas y ferias aconfesionales o laicistas, y predomine el sentido común y la ponderación en quienes ejercen la gestión y la gobernanza, aunque sea con un Laudo de la UE, que permitiera llegar a acuerdos que nos concedan una finita tregua para seguir disfrutando otros cincuenta años de unidad en todo el territorio peninsular e insular y norte de África, sin más turbulencias y tribulaciones que las propias de tener una mejor sanidad pública, una excelente educación, bajar los niveles de desempleo e impuestos, mayor respuesta a los pacientes que precisan la ley de la dependencia, mayores salarios, tolerancia cero a la corrupción, violencia de género, etcétera.

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