El callejón del gato

Mareando la perdiz

El gobierno le da una segunda oportunidad para que se manifieste sin rodeos y quedamos a la espera

Ni sí, ni no, sino todo lo contrario. La verdad es que no lo tenía fácil Puigdemont para salir del atolladero en el que se ha metido. Primero fue el bandazo que pegó declarando la república catalana para, acto seguido, eliminarla de un plumazo. Mira que los políticos nos tienen acostumbrados a tejemanejes de todos los colores para salir del paso cuando se ven comprometidos, pero malabarismo semejante no tiene precedentes en los anales de la historia. Ahora le tocaba dar una respuesta aclaratoria sobre el significado de los movimientos de "yenca" en el pleno celebrado la semana pasada en el Parlament de Cataluña. No hubo propuesta alguna que se sometiera a votación. Salieron por la puerta sin levantar acta de lo que se dijera, más o menos en clave de república constituida, o en clave de vuelva usted mañana. Fuera del hemiciclo, en una sala habilitada en exclusiva para los 72 diputados partidarios de marcar fronteras, sí se pusieron muy valientes los de Junts pel Sí firmando un documento con la CUP declarando la secesión en un papel mojado carente de valor jurídico, sabiendo que aquello era una pantomima que no surtiría efectos en su contra. A la vista del resultado impreciso del dichoso pleno, hay opiniones contradictorias sobre si su intención fue declarar la República de Cataluña y la cosa está consumada en base a su referendo particular, o si todavía tiene que consultarlo con la almohada y someter la cuestión a votación en el Parlamento para darle más fuerza legal de cara al Universo entero. Menudo lío. El Presidente Rajoy, con el artículo 155 en la manga, le pide que se aclare con un sí o un no, para saber si procede aplicar la norma establecida en la Constitución para cuando una Comunidad Autónoma se pase de rosca. Y coloca al Honorable entre la espada y la pared: si decía que sí, el gobierno, con el apoyo de los partidos constitucionalistas, le aplicaba el artículo 155, y si decía que no, la CUP lo mandaba a tomar por saco, que tales son las maneras que gastan. Así que la respuesta, como era de esperar, no podía ser otra que seguir mareando la perdiz con un documento farragoso. El gobierno le da una segunda oportunidad hasta el jueves para que se manifieste sin rodeos y quedamos a la espera. Mientras tanto en Cataluña continúa la desbandada de empresas, el turismo sufriendo estragos, y en las redes sociales mensajes sin control invitando al boicot de productos catalanes, para que no decaiga la fiesta.

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