Mentiras, mentiras, mentiras

Por razones que sospechamos, este comportamiento, ajeno a cualquier comportamiento ético, está mancillando a la universidad

Es lamentable decir lo siguiente: estamos muy acostumbrados a que los políticos mientan. Lamentable, pero verdad. Mienten y vemos que no les pasa nada: es como si la actividad de mentir estuviera incluida en el sueldo. Las afirmaciones hechas por doña Cristina, rotundas, quizá desvergonzadas y cargadas (¿por qué no decirlo?) de altanería suelen estar presentes en el comportamiento de muchos de nuestros políticos. Incluso hemos visto que esas actitudes merecen, por parte de sus correligionarios, una larga ovación puestos en pie. Es el ámbito de políticos. No obstante, parece que esa desvergüenza se extiende fuera de esos dominios. La pregunta que me veo obligado a plantear sería la siguiente: ¿ha dicho la verdad alguno de los miembros del claustro de la Universidad Rey Juan Carlos en el tema del master? Recuerdo esa precipitada aparición del Rector de esa universidad, flanqueado por otros dos profesores (uno de ellos con la cara descompuesta) afirmando, sin rodeos, que todo estaba en orden, que todo era una añagaza, una persecución descarada. No quiero seguir con todas las demás actuaciones penosas que serán conocidas por todos; porque difundirse, se han difundido. Por razones que sospechamos este comportamiento, ajeno por completo a cualquier planteamiento ético, está mancillando a la Universidad. Un ámbito que debería ser el auténtico paradigma de comportamiento digno está dando las muestras más penosas de infames corruptelas, aderezadas, y esto es aún más grave, con la mentira más descarada. Tal vez, ante el desvelamiento de parte de esos comportamientos han intentado reaccionar facilitando una investigación externa que está corroborando una forma indigna de proceder. Parece que estamos en el reino de la mentira. No sé qué es peor: si el amiguismo o la mentira. ¿Es posible que sigamos aceptando, aguantando, estos comportamientos? ¿Pasará el tiempo y olvidaremos como tantas veces todo lo que está pasando? ¿Seguiremos abonando este modo de proceder al dejar pasar esa sarta de mentiras como si no hubiera pasado nada? Creo que ya es hora de pedir responsabilidades sobre todo en el ámbito de la universidad. Creo que no pueden seguir en sus cargos o en sus puestos todos aquellos que han colaborado dentro de la universidad a conceder ese tipo de títulos con toda la pinta de fraudulentos y de los que han intentado encubrirlo. Una regeneración profunda es algo inaplazable.

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