R ECUERDO a Juan Carlos Cintas inflado como un sapo en la portería, gigantesco en todos los órdenes: la salida, el achique, los remates a bocajarro. Ahora, desde hace ocho temporadas este jaguar indomable y sufrido lleva las riendas del banquillo del Comarca de Nijar, un entrenador que a algunos no le enamoran pero que resulta necesario para iluminar capítulos. Con personalidad, esta temporada, ha espantado cualquier señal de crisis de un plumazo y Juan Carlos Cintas ha ganado una enorme dosis de crédito. Este hombre es un torbellino, clara manifestación que solo piensa en ganar, en aceptar los duelos a tiro limpio y punto. El Comarca es un equipo muy feo feo de ganar. El mister debe guarda esta máxima en la cabecera de la cama y la relee cada día antes de irse a dormir. El Comarca ha crecido en la seguridad de Flores, en la casta de Imanol, en el talento de Raúl Mérida, en la velocidad en banda de Joseph, en las ganas de Murcia o en el olfato de Pitu, aunque es verdad que Beni es mucho más peligroso cuando vive cerca del área. Solidez atrás y velocidad en ataque. Correr igual que otras veces pero llegar antes. Ya no es casual, el juego ha mejorado y la confianza que generan esos resultados ha multiplicado de manera proporcional la fe en la plantilla. Definitivamente, el equipo ha cambiado el rumbo y camina por otra senda mucho más fiable para el futuro pese al varapalo arbitral del pasado fin de semana frente al Loja.