Oigo en una radio las cifras del paro. El locutor, lejos de demostrar preocupación, parece entusiasmado. "¡El año que viene llegaremos a los cuatro millones de parados!", exclama con júbilo, como si acabara de anunciarnos que nos habían tocado -por una extraordinaria pirueta de la fortuna- cuatro millones de euros a cada uno de nosotros. Y luego añade en tono festivo: "Y se prevén cuatro millones y medio de parados en el 2010". Al final de la frase, el locutor parece estar retransmitiendo un triple de Pau Gasol: "¡Cuaaatroo millooooneeees y meeeediooo!"

Ya tengo cierta edad, así que recuerdo haber vivido periodos económicos bastante negros. He repasado los datos del paro y compruebo que en 1994 se acercó a los cuatro millones de trabajadores (3.741.000, para ser exactos). En 1988, cuando Felipe González gobernaba con bastante tranquilidad, el paro ascendía a casi tres millones (2.858.000, y pido perdón por citar tantas cifras). Pero es que las cosas no eran muy distintas cuando gobernaba José María Aznar y se supone que España iba bien. En el año 2000, cuando el PP ganó las elecciones por mayoría absoluta, había censados casi dos millones y medio de parados.

Lo primero que salta a la vista es que el número de parados no se puede relacionar con los partidos políticos que gobiernan en cada momento. Esas frases tan estúpidas que atribuyen el paro a una política de derechas o de izquierdas son un disparate. Un simple listado del número de parados durante los últimos 20 años demuestra que el paro sigue ciclos propios, y que aumenta y desciende con arreglo a unas leyes que son mucho más económicas que políticas. Subió con la UCD, subió con el PSOE, descendió con el PSOE, volvió a subir con el PSOE, subió con el PP, disminuyó con el PP, siguió disminuyendo con el PSOE de Zapatero y ahora ha vuelto a aumentar con el PSOE de Zapatero. Así que no hay ninguna ley que pueda demostrar que un partido político ha creado más parados que otros. Por supuesto que los partidos han tomado medidas acertadas y medidas erróneas, pero los efectos que puedan haber tenido han sido pequeños o sólo se han visto reflejados a largo plazo, cuando quizá ya gobernaba otro partido. Y conviene repetir que ya hemos vivido periodos muy negros, con casi 4 millones de parados.

¿Qué es lo que cambia ahora? Algunas cosas, desde luego. Cuatro millones y medio de parados son muchos parados. Y hay muchos inmigrantes que no podrán acogerse a la ayuda de su familia cuando agoten el subsidio. Y estamos poco acostumbrados a las malas noticias en estos tiempos de euforia. Y los bancos se han dedicado durante mucho tiempo a hacer juegos de manos. Y por vez primera las cifras del paro se jalean como si fueran triples de la NBA. Ustedes mismos.

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