El callejón del gato

Nacionalistas o insolidarios

Muchos catalanes se creen imbuidos de una gracia especial de la que carecemos el resto de españoles

A la vista de los bandazos que van dando sus dirigentes desde que aparecieron en la escena política, desde mi perspectiva no acierto a ubicar a Podemos en posición alguna aunque ellos dicen que son de izquierdas, o eso creo. Ahora Podemos y sus confluencias están de parte de los independentistas y mis dudas sobre su izquierdismo se incrementan en grado sumo ya que, entre otras cosas, no me dejo influenciar por la indumentaria que lucen para aplicar calificativos ideológicos. Si analizamos los principios que alimentan a los separatistas catalanes, no pueden ser más contrarios al pensamiento que hoy se puede considerar de izquierdas. Por una parte, el nacionalismo y, por otra, lo que se deduce del famoso aforismo "España nos roba". Que a estas alturas sea necesario esgrimir argumentos para considerar al nacionalismo como la corriente más reaccionaria que se pueda concebir es, cuanto menos, preocupante. Bastaría con repasar la historia de Europa en el pasado siglo para ver las consecuencias catastróficas que produjeron los sentimientos nacionalistas. Tales sentimientos han calado en el cerebro adoctrinado de una mayoría de catalanes que se consideran imbuidos de una gracia especial de la que carecemos el resto de los españoles, y una simple bocanada de aire que proceda de España contamina sus esencias naturales. Pureza de sangre que se llama y que corre por la venas de Puigdemont y de Oriol Junqueras dispuestos a defenderla a toda costa. Seres superiores a los que Podemos, dicho sea de paso, muestra su incondicional apoyo. El otro principio que induce al separatismo es más pragmático. Lo de "España nos roba" es una manera de pintar con brocha gorda un paisaje en el que Cataluña es un emporio de riqueza que se convertiría en un paraíso el día que consiguiera marcar fronteras con el resto de España a la que suministra parte de su riqueza. Un planteamiento fantasioso al que han contribuido con sus mensajes seductores Artur Más, augurando el desembarco de empresas multinacionales a una Cataluña próspera y venturosa, y Oriol Junqueras garantizando que jamás Europa se desprendería de Cataluña convertida en una Dinamarca a orillas del mediterráneo portadora de felicidad al resto del continente. No parece que vayan por ahí los tiros pero, amigos de Podemos, si fuera verdad que su contribución al Estado es mayoritaria, poca solidaridad se desprende de los separatistas que ven en su riqueza un motivo para emanciparse.

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