El medio y el ambiente

Ignacio flores

¿PARAISO O INFIERNO?

Como en la Oca, estamos en a la misma casilla de partida. La convergencia norte-sur, ni ha llegado ni se espera

Somos lo que hemos vivido, y, queramos o no, pertenecemos a una sociedad y a una generación: nuestra generación. En cuanto a mi generación, como todas, tiene unas características propias.

Una de ellas es que leíamos mucho, lo que nos decían que podíamos leer, fruto de lo cual leímos mucho a los clásicos del Siglo de Oro. Disfruté mucho. Pero además, como en mi adolescencia don Pascual me "metió en las venas", entre otros, a Neruda, por citar alguno de ellos, afortunadamente empecé a leer obras políticamente incorrectas. Creo que ese fue el germen que me hizo ir a la Plaza de la Trinidad de Granada a partir del 69 a buscar libros de la editorial "Ruedo Ibérico". Pero ese es otro tema. Lo cierto es que mi generación tuvo unos libros de obligada lectura, entre los que están (y cito de memoria): "Un mundo feliz", "El mono desnudo", y "Suecia: infierno y paraíso".

Mis comentarios sobre ellos son muy escuetos: sobre el primero, que pensábamos que algún día llegaría algo así. ¿Estábamos equivocados?. Sobre los otros dos: que el segundo había que leerlo porque ya teníamos bastantes ¿pruebas? de que descendíamos del mono y había que confirmarlo. Y sobre el tercero, que era algo así como la respuesta a la eterna pregunta de cómo era aquello que estaba tan lejos de nosotros, política, social y culturalmente.

Cincuenta años después, y después de muchas vueltas, hemos llegado como en la Oca: a la misma casilla de partida. La convergencia norte-sur, ni ha llegado ni se espera. En los tres aspectos antes citados sigue habiendo unos predicados totalmente distintos en ambas zonas. Concretamente en España, que es lo que tenemos más cerca, estamos poniendo mucho interés en resucitar el don Tancredo de las plazas de toros, o tratando de dinamitar el sistema desde dentro y a cualquier coste, pero con varios fallos: el primero, sin alternativa válida ni fundamentada, el segundo, sin tener en cuenta que para hacer eso hay que estar protegido, porque los cascotes nos van a caer encima, y el tercero que no somos claros, porque no hablamos de la sociedad como conjunto resultante de la unión de partes perfectamente diferenciadas.

No hacemos distinción entre los miembros de la administración que todos conocemos como funcionarios, y, por otra parte, los políticos. Sería bueno aclararlo, porque, dicen que en algunos casos, los políticos disfrutan de unas prebendas, que los otros no tienen. Y, por otra parte, si en su día liquidamos el INI y su entramado empresarial, ¿por qué ahora hay tantas empresas que los profanos, vulgarmente, conocemos como empresas del Estado?

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