A Con-Ciencia

Enrique De Amo Artero

PISA, otra vez

UN nuevo informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) ha vuelto a dar una calificación internacional de nuestros estudiantes quinceañeros. Y, aunque es un tipo de evaluación que se realiza cada tres años (la que ahora se hace pública es la de 2012), está convirtiéndose en algo familiarmente continuo. La nueva conclusión que nos presenta es que, además de estar nuestro país en lugares bastantes atrasados en el ránking respecto del rendimiento en los diferentes parámetros estudiados hasta ahora (pues cada trienio, además de las capacidades lectora, matemática y en naturales, se estudia un ítem particular), ocurre que nuestros estudiantes tampoco saben sacar conclusiones de lo estudiado para ser aplicadas a la vida cotidiana. Perdonen, pero ¿es necesario un estudio internacional para darse cuenta de que otros resultados son imposibles si estamos en un país donde los ministros empiezan a buscarse la vida como monologuistas a un ritmo que ya empieza a preocupar más a Mariano que la búsqueda de la cabeza de candidatura para las europeas del 25-M? Después del inmerecido olvido del gag "un salario en diferido" (eso sí, éste fuera de concurso para ministros) y del recentísimo "los datos de pobreza de Cáritas son pura estadística", nos llega el "esta mañana os dije, pero ahora digo…, ¡mi jefa de prensa me mata!" de un Montoro que nos dispone el cuerpo para una Campaña del IRPF que nos hará olvidar ese sentido del humor que tanto bien anímico nos está aportando. Si se le ocurre ponerse un chándal y su correspondiente gorra, no tendrá nada que envidiar a los políticos -tanto gubernamentales como opositores- compatriotas del guionista de la famosa teleserie Cristal… Si lo que queremos es PISA y, por tanto, "saber sacar conclusiones de lo estudiado", lo que tenemos que estar afirmando, y defendiendo desde un compromiso intelectual al servicio del ser humano, es que el sistema capitalista de mercado está siendo cómplice -cuando no directo ejecutor- de la injusticia social del reparto escandalosamente desigual de la riqueza en el mundo. Datos recientes de EEUU de América -vaya nombre tan largo para el único país del mundo que no tiene nombre-, nos dicen que el 85% de la riqueza financiera de ese país está en manos del 20% más rico, mientras que el 20% más pobre apenas alcanza el 1% de esa riqueza. País de libertades…

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