Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

Palabra de Bach

El problema es que poner a esta gente a caer de un burro sale a devolver y nadie está aprovechando la oportunidad

Hace unos días circuló por ahí el resultado de una encuesta de Spotify que revelaba que España es el país donde se escucha más música clásica: un 30,84% más, de hecho, que en el resto del mundo. En la etiqueta música clásica la misma encuesta incluía a figuras como Ludovico Einaudi (ejem), pero resulta que el compositor preferido por los melómanos españoles es, atención, Johann Sebastian Bach. Así que hay que imaginar en estos días de mastodóntica piedad urbana a no sé cuántos vecinos entregados sin remisión en la placidez de sus domicilios a las armonías salvíficas de la Pasión según San Mateo mientras el mundo estalla en pedazos ahí fuera. Que uno se entere de esto después de escuchar a Puigdemont decir en las Américas que España es un país atrasado, carpetovetónico, preilustrado, cavernario, poco dado al desodorante y no todo lo católico que debiera, al más puro estilo de Sabino Arana (quien también acusaba a los españoles, por cierto, y con perdón, de follar mal; todo se andará) resulta casi reconfortante. Igual algún día otra plataforma chipén revela el número real de españoles que han leído el Quijote (Andrés Trapiello mediante) y nos llevamos otra sorpresa después de que los artesanos de la paz hayan hecho quedar a los obstinados españoles fatal ante el gesto de buena voluntad de ETA.

No sé qué diría Jimmy Carter sobre esto, pero todo apunta a que la leyenda negra española es un tiro que sale por la culata. Sobre todo porque quienes más la airean son sus principales acólitos. Resultó casi enternecedor leer las declaraciones de cierto lord conservador británico sobre la conveniencia de apoyar la independencia de Cataluña (para entusiasmo de sus promotores) con el fin de ganar terreno en la batalla por Gibraltar tras el Brexit: Sabino Arana (otra vez, en fin) soñaba con una invasión inglesa desde la cordillera Cantábrica como mecanismo idóneo para liberar Euskal Herria del yugo español (el diseño de la ikurriña es toda una invitación al respecto), así que ya ven quiénes son aquí los atrasados. Lo de Bach será una tontería, pero el problema es que poner a esta gente a caer de un burro sale a devolver y nadie está aprovechando la oportunidad. Si se invirtiera la mitad de humor en ridiculizar a esta tropa que en acordarse de Carrero Blanco, y mira que es fácil, otro gallo cantaría. Pero hay demasiado tarado empeñado, ay, en comprar la leyenda negra. ¿Y el resto? El resto, escuchando a Bach.

Es en el nacionalismo adornado de odio donde resiste la peor España. Menos mal que Susana Díaz está dispuesta a arreglarlo. Aunque prefiera a Alejandro Sanz.

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