Pedid tierra y libertad

De aquella Andalucía pobre y emigrante, hemos pasado a una Andalucía en la que se investiga, se invierte y se genera riqueza

Mucho ha llovido en los 38 años que han pasado ya desde aquel 28 de febrero de 1980 en el que los andaluces decidimos tener autonomía plena. En estos 38 años, Andalucía ha experimentado el mayor desarrollo económico de su historia reciente y ha creado una sociedad más justa e igualitaria, actuando además como dique de contención de las políticas de desmantelamiento del Estado de Bienestar que ha intentado aplicar la derecha cada vez que ha gobernado España.

El binomio "tierra y libertad" que nuestro himno anima a los andaluces a que pidan es el resumen perfecto de lo que Andalucía ha ganado en las casi cuatro décadas de autonomía que lleva a sus espaldas. Al escuchar "tierra", me resulta inevitable pensar en el brutal cambio que se ha producido en Andalucía en este tiempo, desde el punto de vista socioeconómico. De aquella Andalucía en blanco y negro, pobre y emigrante que nos dejó la dictadura, hemos pasado a una Andalucía en la que hoy se investiga, se invierte y se genera riqueza. La tierra ya no es más de otros: ahora es nuestra.

En cuanto a la "libertad", no existe mayor yugo que la desigualdad, y a combatirla nos hemos dedicado en Andalucía durante estos 38 años. Gracias a esta guerra que hemos librado, podemos decir que la comunidad autónoma andaluza disfruta hoy de un Estado de Bienestar que en otras zonas de España se encuentra gravemente malherido. En tiempos difíciles, en Andalucía hemos preservado la educación, la sanidad y la dependencia, algo que no pueden decir en todas partes. Y no sólo eso: a la primera oportunidad, nos hemos puesto a la tarea de ampliar derechos, aprobando leyes como la de atención a las personas con Discapacidad, la Ley de Servicios Sociales o la Renta Mínima de inserción Social. Además, próximamente se renovarán dos leyes que acaban de cumplir diez años: la Ley contra la Violencia de Género y la de Igualdad.

Desde la constitución de nuestra autonomía, el gobierno socialista de Andalucía ha demostrado que otra forma de hacer política desde la izquierda era posible. Y en ese camino, ha avanzado hombro con hombro junto a la ciudadanía. La autonomía ha supuesto, para los andaluces y las andaluzas, la experiencia de participar en un gran proyecto basado en la igualdad, la cohesión y la integración social, unos valores que nos fortalecen como sociedad y que nos dan impulso para el futuro.

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