Pérfida Albión

Abogados repugnantes, turistas mezquinos y cómplices de ocasión se lucran con una estafa desleal

Entre los efectos de los prejuicios está el de advertir la paja en el ojo ajeno en lugar de la viga en el propio. Por eso algunos turistas ingleses -parece que no pocos- flaco favor hacen al crédito de su nacionalidad cuando mienten como bellacos para conseguir una indemnización fraudulenta que les permita pasar gratis sus vacaciones en Mallorca. Con toda una trama dedicada a ello: tanto captadores que convencían por las calles y playas a no tan flemáticos turistas ingleses como bufetes de abogados -no merecen tal nombre porque humillan a la Justicia- especializados en pleitos sobre reclamaciones turísticas, al amparo de la muy laxa, si bien algo revisada, legislación británica. De abogados corruptos y dispuestos a lucrarse sin escrúpulos están hechos los argumentos de bastantes pelis -la Academia también hace guiños modernos-. Las coberturas de las pólizas de seguro o los accidentes que resultan del mal funcionamiento de servicios o productos son muy propicios a tal fin. Incluso aunque, a falta de evidencia, de sucedido, haya que utilizar la falsedad para conseguir un buen pellizco, con suculentos beneficios repartidos entre abogados repugnantes, turistas mezquinos y cómplices de ocasión. Ya que se trata de convencer directamente a turistas, durante su estancia de vacaciones, sobre todo en Mallorca, de lo fácil que resultaría plantear, a la vuelta, una denuncia por intoxicación alimentaria con la que conseguir una pingüe indemnización; muchas veces ante la disposición de las agencias y los hoteles por resultar más costoso el litigio judicial. Además, bufetes de abogados pagaban bien por disponer de datos personales y de las estancias de turistas, de modo que pudieran procurarse contactos después para consumar la estafa. Se estima en varias decenas de millones de euros el alcance de la misma en los últimos años, considerada una legión de turistas con la mano abierta para hacerse con el 40% de una cuantiosa indemnización -el 60% restante engrosaba el beneficio de los abogados, con propinas para los captadores de veraneantes ruines o de datos personales de estos-. Pérfida Albión se ha llamado al Reino Unido a lo largo de los siglos, con antecedentes históricos luego reconvertidos en prejuicios. Bien se haría, sin embargo, en no alimentarlos con la intoxicación, tal como abogados, veraneantes y oportunistas británicos han hecho con perfidia.

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