Carta del Director/Luz de cobre

Promesas

Hasta la Mesa del Ferrocarril, tan crítica en los últimos meses, parece que ha sido abducida por el ministro

Admiro la capacidad del ministro de Fomento,Íñigo de la Serna, para venir a Almería cada tres meses y decir siempre algo nuevo sobre el AVE que nos debe unir con Murcia, cuando la realidad de los últimos nueve es que los avances han sido más bien escasos y la fecha de culminación de las obras sigue anclada, ¡ojalá!, en 2023.

No entiendan mi comentario como una crítica. Al contrario. Soy, a pesar de los años, tan crédulo que he grabado en mi cerebro a sangre y fuego la fecha anunciada por de la Serna. Y mientras no se demuestre lo contrario voy a creer en sus palabras. Sin embargo, tanto optimismo se resquebraja en la misma medida en la que ejerce de político, más que de responsable del Gobierno de España, y nos vende con la aprobación, no ya de sus correligionarios, sino de todos aquellos que conforman la sociedad de esta provincia, que adelantar tres meses la fecha de la redacción de los proyectos de obra es poco menos que la panacea que nos sacará del siglo y medio de olvido en el que esta esquina de España ha sido sometida.

Lamento que nos vendan como AVE lo que al final será un tren rápido, pues en 64 kilómetros del trayecto con Murcia -todos ellos en nuestra provincia- sólo habrá una vía. La justificación, repetida una y otra vez por los voceros habituales hasta ver si se convierte en verdad, es que no hay suficiente tráfico para pensar en que sea doble. Discrepo de un análisis que creo simplista. Es muy posible que hoy no sea necesaria, pero el cortoplacismo no es el objetivo de los gobiernos, sino el futuro y la realidad que nos podemos encontrar cuando pasen los años.

Pero como el papel lo aguanta todo y la realidad, mal que me pese, es que en los últimos seis años no se ha hecho nada más allá de un conglomerado de declaraciones y promesas, cada uno plantea aquello que estima oportuno, como el Puigdemont de turno, que siempre habrá alguien que lo difundirá como gran logro alcanzado, cuando la realidad no es otra que una forma más de fake news, tan en boga en los tiempos que corren. Presos de la redes sociales, el caldo de cultivo al que asistimos cada día, seguro que no habrá problema en que el ministro nos visite cada tres meses, tal y como se comprometió y está cumpliendo, para repetir argumentos, a sabiendas de que en los presupuestos del Estado de 2017 no hay un sólo euro y es posible que en los que están por venir -si es que logran aprobarse algún día- tampoco haya un euro para el comienzo de unas obras largamente demandadas, que no se otean en el horizonte.

Hasta la Mesa del Ferrocarril, muy crítica en los últimos meses, parece que ha sido abducida por Íñigo de la Serna, después de que los recibiera el sábado pasado. Queda en el debe de sus representantes y en el haber del ministro y su oratoria un cambio tan significativo. Sea.

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