CON algunos meses de retraso, Hugo Sánchez ya es historia en el Almería. No debería haber comenzado, se le podía haber cesado antes, pero de nuevo ha tocado por Navidad dar el golpe de efecto. Todo hubiera sido mas fácil si en las ya famosas reuniones del verano en Águilas, el presidente hubiera reconocido al mexicano que no le convencía su continuidad y si Hugo, con la antena puesta en cualquier otra oferta que le llegara, hubiera dado el paso atrás siendo honrado con la poca ilusión que le hacia encabezar el nuevo proyecto. Nada de eso se produjo y por eso desde hace semanas Alfonso García andaba echando las cuentas del finiquito y estirando una agonía que al equipo le han costado un buen número de puntos. Posiblemente con un espantapájaros en el banquillo, se hubiera jugado mejor ante Athletic, Dépor o Español. El técnico, como ya señalé hace algunas semanas había perdido los favores del vestuario, así me lo dicen fuentes de toda solvencia, a pesar de sus esfuerzos materializados en la titularidad de Soriano y en los minutos que le ha venido otorgando a Ortiz Bernal. Este comentario valió en su día para que algún miembro del Almería pusiera el grito en el cielo y pidiera explicaciones. Ayer, en la radio amiga del club, lo repitieron entre quince y veinte veces por lo que esperaré expectante el tirón de orejas. Posiblemente la cosa se saldará regalando a dicha emisora unos cuantos paquetes de entradas más. Sin más, les deseo que pasen todos, y remarco lo de todos, una feliz Navidad, que disfruten haciendo quinielas sobre quién será el nuevo inquilino del banquillo y que en fechas tan sensibles me sepan perdonar aquellos comentarios que no hayan sido de su gusto. Les prometo beberme una copa de cava a su salud.