Las dos orillas

José Joaquín León

Renovación del PP

Anadie le extraña que el PP necesite renovarse después de perder las últimas elecciones. Las enigmáticas palabras de Mariano Rajoy en la calle Génova, en su noche triste del 9-M, abrieron todo tipo de especulaciones. Pero ha quedado claro que la renovación bien entendida empieza siempre por los demás. La continuidad del líder del PP da a entender que él no ha tenido mucha culpa en la victoria de Zapatero. En consecuencia, si los populares cometieron errores de bulto en la anterior legislatura, si han tenido una estrategia electoral que ha fomentado el voto útil de la izquierda y el progrerío en general agrupado en torno a ZP, si perdió los dos debates a pesar de la niña, si aparece mal parado en todas las encuestas de valoración, si al preguntar "¿a quién queréis que os suelte?" la mayoría dice que a Barrabás, a Zapatero, o al que sea… Pues bien, todo eso no es por culpa de Mariano, que es un buen líder, o eso se supone, sino porque estaba mal acompañado. Y a él que lo registren.

Este es el mensaje que sugiere Rajoy. Se suponía que Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, con Francisco Camps en la sombra, tenían preparados y afilados los cuchillos de la sucesión. Y ha resultado que no, aunque ha empezado el run-run. Pero oficialmente el candidato está en casa, y es el propio Mariano, el mismo que ha perdido las dos últimas elecciones generales ante Zapatero por los imponderables que son impredecibles.

A la tercera va la vencida si es que llego, pensará Rajoy. Y para eso nada mejor que renovarse o morir. Con el sucedáneo de renovación que se les ha ocurrido da la impresión de que el bueno de Mariano no estaba rodeado de gente de su entera confianza, sino de un lastre heredado del pasado, tipo Zaplana, que alguien le había impuesto, bien el propio Aznar o su entorno. En esta línea encaja el nombramiento como portavoz de Soraya Sáenz de Santamaría, que además de promocionar a esta joven (de 36 años), encumbra a una persona de la entera confianza de Rajoy, que ofrece un talante moderado, sí un talante, ajeno a las guerras de Iraq, al 11-M de Acebes y cosas así. Soraya ha sido elogiada por la crítica, que alaba sus valores e inteligencia; y además tiene un nombre moderno, que suena a OT y no da el cante.

Menos que Soraya han gustado los sorayitos que la acompañan en el Congreso. Y ya han aparecido los rumores de ruidos de sables para dar el golpe interno. Al PP le quedan cuatro años para volver a la Moncloa, o para perder por tercera vez consecutiva. La renovación no se puede quedar en gestos, o en el entorno, sino que para ser verosímil debe buscar una política de centro. Y Mariano Rajoy tiene difícil encaje si no apuesta por su propia renovación.

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