Femenino plural

Anyes Segura

Singularidad

PERDONEN que no disimule la alegría, pero creo que hoy toca hacer un elogio a lo que algunos llaman la "singularidad". Muchos son los que coinciden en tildar de singularidad este gobierno recién diseñado, ya que es la primera vez en la historia de la democracia española que tenemos más ministras que ministros en su seno.

Si el mayor cambio producido en la etapa democrática en España ha sido la incorporación de la mujer en la vida social y el avance de sus derechos, entonces sería conveniente considerar esta singularidad paritaria como "normalidad".

Zapatero parece decidido a pasar a la historia como el político español que más hizo por la igualdad entre hombres y mujeres, pero en realidad, lo que realmente se está consiguiendo es una situación de normalidad, de regularidad, de equiparar la realidad social con la esfera pública gubernamental.

La creación de un Ministerio de Igualdad ya fue reclamado en su día por Soledad Murillo a Jesús Caldera, e igualmente responde a una de las peticiones de la Conferencia de Pekín (que los organismo de igualdad tengan el rango de ministerio) para conceder visibilidad a la políticas de igualdad y colocarlas a un nivel de interlocución máximo.

Por lo tanto, lo que verdaderamente se está consiguiendo es conseguir la normalidad política necesaria para transmitirla al resto de la ciudadanía que habita en este país.

La representación política femenina en términos de paridad no es un "bonus extra" de las políticas sociales, sino que debe ser el enfoque transversal de todas y cada una de las acciones emprendidas desde el ámbito político, por mucho que la cuadrilla de Jiménez Losantos (en plural, es decir, más de uno) que campan por los periódicos de este país se empeñen en tildar a las ministras de "modistillas", por mucho que preocupe el aspecto delgado de éstas (si estuvieran rellenitas, también se preocuparían), o por mucho que les intrigue si la Ministra de Defensa podrá meterse en un tanque con su embarazo de siete meses.

Tonterías a parte, lo mejor no se queda en estos nombramientos de ministras, sino que permanece en la cabecera del ejecutivo; me pregunto por qué los Losantos españoles no harán los mismos comentarios de la Vicepresidenta Primera, quien mantiene todo el poder político y todo el poder social que las encuestas del CIS la han otorgado sucesivamente.

O quizás mi pregunta iría más lejos: ¿tanto les molesta un gobierno paritario?

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