La Buhardilla

Manuel Lucas Matheu

Transexualidades

VARIAS consideraciones, al hilo del caso de la denuncia de discriminación, por parte de un colegio concertado de Málaga a tres niños transexuales de 6, 8 y 9 años. La ignorancia, aparte de atrevida, puede ser dañina. Para empezar, se confunde transexualidad con homosexualidad. Los homosexuales desean a personas de su mismo sexo. Los transexuales se sienten del otro sexo. Muchos transexuales se encuentran cruelmente encerrados en una cárcel, que es su propio cuerpo, que no se corresponde con su identidad sexual. Sus sufrimientos, ante la intolerancia, son muy considerables y tienen un alto índice de suicidios, sobre todo durante la adolescencia. Este mismo mes en Bélgica un transexual, nacido como hombre y que se había convertido en mujer, Nathan Verhelst, se ha sometido a una eutanasia porque padecía un "sufrimiento psicológico insoportable".

El enfoque un tanto sadomasoquista de algunas personas, parece preferir más, que las personas sufran, a que sean libres para elegir su identidad sexual. Cuando se promulgó la Ley de Identidad Sexual, el obispo de Tarazona, dijo que "Dios creó al hombre, varón y mujer y no se arrepiente de ninguna de las criaturas que Él trae a este mundo". Si fuera así, habría que pensar que a Dios, le gusta gastar bromas de mal gusto. ¿Que haría el señor obispo ante un Síndrome de Morris o SIA Completo (CAIS)? Para entendernos: un hombre genético (XY), con testículos, con hormonas masculinas, y sin embargo, con genitales externos femeninos y con el fenotipo perfectamente femenino, tanto, que nunca tendría que hacerse la cera. Y todo porque le falta una "proteinita" receptora de hormonas masculinas. ¿Le decimos que es un hombre? ¿O una mujer? ¿O dejamos que lo elija? El deseo de una persona de pertenecer a un sexo determinado, es el producto de un proceso de sexuación, que todas las personas tenemos, que nos hace personas sexuadas, y de forma única e irrepetible. No somos puramente hombre o mujeres, y ya está. Todos y todas estamos en un continuum entre lo masculino y lo femenino, y algunas personas, en algún aspecto, biológico, psíquico, o ambos, su proceso de sexuación les ha situado en regiones situadas en la mitad de ese continuum. Y tienen tanto derecho a ser respetadas y consideradas, como los que nos situamos en partes más extremas de dicho continuum. La diversidad sexual es un hecho incontestable, no una opinión. Y además, creo que es un hecho enriquecedor. Y esto sí es una opinión.

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