Carta del Director/Luz de cobre

Turismo de sol y estrellas

Tenemos sol, playa, cine y estrellas, un poker al alcance de muy pocos destinos, que debemos explotar más

Azimuth, el nombre seguro que no le sonará de nada, es una empresa almeriense que ha decidido avanzar un paso más y poner en valor, en valor turístico, el observatorio astronómico de Calar Alto. Y dirán ustedes, ¿qué tiene que ver la investigación y la observación de las estrellas con el turismo? Pues mucho. Hasta ahora los astrónomos que ejercían su labor en uno de los centros más avanzados del mundo, como es el de la Sierra de los Filabres, lo hacían de forma callada, soterrada, en el silencio propio de las noches y madrugadas en vela con la mirada puesta en el universo. De vez en cuando, sólo de vez en cuando, sabíamos del hallazgo de una nueva estrella, un cometa que se acercaba o un planeta que aparecía allí escondido en una remota galaxia, cuyo nombre siempre tiene algunas letras mayúsculas y unos números y poco más.

Pues bien, con la llegada de los problemas presupuestarios a Calar Alto, la marcha o menor colaboración del instituto alemán que siempre lo ha financiado y el riesgo, serio, de que cerrase sus cúpulas y telescopios, ha permitido que una empresa como Azimuth, de la que forman parte también astrónomos, haya decidido abrir al mundo, y nunca mejor dicho los telescopios, las cúpulas y las instalaciones de Calar Alto para el uso y disfrute de los amantes de las estrellas, que los hay y en gran número.

Ya en la última visita del actual Rey de España, Felipe VI, entonces Príncipe a las instalaciones, reconocía que una de sus pasiones era observar el firmamento y quedó emplazado para visitar de forma más privada el centro y disfrutar, no se puede llamar de otro modo, de las majestuosas noches estrelladas que el Calar ofrece. Desde entonces a hoy han pasado muchas cosas. Alguna buena, como la salvación del centro y el nacimiento de un proyecto de turismo científico, no se le puede llamar de otra manera, que permite a los interesados subir al centro y pasar la noche entre los telescopios y las cúpulas a la búsqueda de los grandes secretos del universo. Tanto es así que en el año que acaba de cerrarse más de siete mil personas han acudido a pasar una o más noche en el observatorio y el objetivo para 2018 es abrir la idea a Europa y traer turistas del viejo continente y alcanzar la nada desdeñable cifra de 70.000 visitas.

He escrito en más de una ocasión que el turismo en esta tierra pasa, sin duda, por el sol y la playa. Sin embargo es algo que en la costa española tienen casi todos. Por tanto, avanzar en lo diferente, como en las rutas de cine -nuestro en exclusiva- o el científico o de invernadero es un valor en alza que puede, y se logrará, marcar a esta tierra como un destino diferente que no se deben perder. Turismo de sol, playa, estrellas y luna. Un poker al alcance de muy pocos y que nosotros lo tenemos ahí, sólo para ponerlo en valor y explotarlo.

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