Carta del Director/Luz de cobre

Con el agua no se juega

El granero de votos que los socialistas pueden perder en el Levante español los puede reducir a meros comparsas

El secretario general de los socialistas españoles, Pedro Sánchez, no ha estado, digamos acertado, en las dos últimas semanas cuando ha hablado de agua y trasvases. En Albacete tuvo su primera intervención, en la que buscaba la complicidad de los castellano-manchegos. Y nada mejor para lograrlo que afirmar, con rotundidad, que si su partido algún día gobierna este país acabará con los trasvases de agua. Me imagino la cerrada ovación que le dieron. Y él, todo henchido y satisfecho, sintiendo que acababa de poner una pica Flandes.

Pero en política el cortoplacismo es el peor de los consejeros y el mayor enemigo. Ese pavoneo de Sánchez en Albacete le duró bien poco. Justo el tiempo en el que la noticia, cual reguero de pólvora, inundó redes, periódicos digitales y ediciones de papel. Y es que la afirmación albaceteña del líder de los socialistas tiene otro filo, como las navajas, que se compran en el Levante español. Alicante, Murcia y Almería serían los mayores perjudicados por una decisión, casi de charla de bar o de reunión de amigos, que puede dejar miles de hectáreas sin cultivar, poner en riesgo miles de puestos de trabajo y acabar o mermar, lo mismo da que lo mismo tiene, con la huerta de Europa, que tanto trabajo nos ha costado construir.

No pensar las cosas tiene eso. Y a la semana siguiente vemos a Pedro Sánchez peregrinando a Murcia y, a petición propia, reunirse con los regantes para matizar sus palabras. De una semana a otra pasó de usar la palabra acabar con los trasvases a que no se eliminará el aporte del Tajo-Segura. El calentón lingüístico de Albacete pasó a ser una nevera discursal en la capital pimentonera. El granero de votos que puede perder en las zonas afectadas amenaza dejar a los socialistas reducidos a meros comparsas y alejar cualquier posibilidad, si no ya de triunfo, si de salvar los muebles si hablamos de elecciones.

Escuchado en la tierra de las navajas y oído en la huerta murciana, lo cierto es que no me queda claro qué haría Pedro Sánchez si llegara a la Moncloa en materia hídrica.

Cuando en el juego político se trabaja al ritmo de La Tarara sí, La Tarara no, se encienden todas las alarmas y no es extraño que los regantes afilen las uñas y se pongan en guardia ante lo que se puede avecinar. No hay que olvidar que la desalación es una posibilidad a tener en cuenta, una posibilidad seria y real para abastecimiento humano y para riego de hortalizas rentables. Pero que hoy por hoy el precio del metro cúbico aunque es prohibitivo para ciertos cultivos, si eleva los costes del agricultor de tal manera, que muchas de las hectáreas que hoy ssalen adelante con los trasvases es posible que las viéramos yermas y desiertas como lo estaban hace unos años, con la pérdida de empleo, ingresos y población. Si Pedro Sánchez lo que pretende es eso, adelante con los faroles.

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