Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Por los aires

Vivimos movimientos en la sociedad que auguran cambios radicales; el principal de ellos, la revolución feminista

En apenas diez años, los que van desde el estallido de la crisis financiera de 2008 hasta hoy, el mundo cargado de certidumbres en el que crecimos y nos hicimos mayores ha saltado por los aires y nos ha dejado un sistema líquido en el que parece que hemos perdido la brújula que nos orientaba. Antes de ese año, en el que la Historia giró quizás para siempre, teníamos convencimientos que hoy parecen casi irreales: una buena formación nos abriría el camino hacia un puesto de trabajo estable en el que a lo largo de los años tendríamos la oportunidad de mejorar, podríamos dejar a nuestros hijos encarrilados en la vida, el Estado del bienestar estaría siempre detrás para echarnos una mano si una desgracia nos sacaba del camino, la tecnología había venido para ayudarnos a ser más felices y no para competir con nosotros… Teníamos un mapa con el que movernos.

La explosión de la burbuja financiera dio paso enseguida a una profunda crisis del capitalismo con preocupaciones sociales que había surgido de las cenizas de la Guerra Mundial. Como consecuencia de ella entramos en un terremoto político en el que todavía estamos inmersos y que ha barrido las formas tradicionales para sustituirlas por otras que, por ahora, han demostrado una incapacidad alarmante para solucionar problemas. Como apuntaba hace unos meses el profesor Manuel Castells, los cambios profundos que se han operado en este rincón del mundo en el que vivimos se han traducido en la deslegitimación de los políticos y de las élites, la aparición de movimientos críticos con el sistema que viven en las redes sociales, nuevos partidos muchas veces situados en los extremos, el cuestionamiento de la propia idea de la Unión Europea y el euro, tensiones territoriales como la protagonizada en Cataluña, la aparición de una nueva sensibilidad antimercantilista...

Reino Unido con el Brexit, Francia con un presidente como Macron, la Italia reflejada en las elecciones del pasado domingo, por no hablar de Trump o Putin, son los reflejos de ese nuevo desorden mundial que en España tuvo su epítome en la irrupción de Podemos, primero, la cuestión catalana, después, y ahora, de alguna forma, en lo que pueda representar Ciudadanos. Tenemos un mundo por construir y nadie parece saber cómo. Pero, ojo, se están produciendo movimientos telúricos en nuestra sociedad que auguran cambios radicales que hasta ahora sólo hemos entrevisto. El principal de ellos, la revolución feminista en marcha. De ella habrá que hablar mucho en los tiempos que vienen, en los que ya están aquí.

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