En apoyo de las ONG

Mantendré mis modestas aportaciones a varias ONG, aun sabiendo como sé, que puedan existir disfunciones

Se informa estos días de cierta avalancha de bajas entre socios o voluntarios de las ONG a causa del escándalo generado por la indecente parranda sexual, o lo que fuese, organizada al parecer, por algunos de los cooperantes de una de ellas en Haití, que abusaron de su respetabilidad sobre las criaturas explotadas, y acaso malversaron en ello recursos financieros recabados entre fondos públicos o aportaciones voluntarias de la gente compasiva. Y desde luego el incidente resulta inexcusable, además de alarmante, y exige una depuración rigurosa de responsabilidades y a la vez, la urgente adopción de las medidas que eviten la reincidencia en tales tropelías. Pero ni siquiera conductas tan indignas justifican la espantada de socios de la ONG afectada por la bochornosa incidencia o de cualesquiera otras instituciones de ayuda social ni, mucho menos, la retirada de subvenciones, ni públicas ni privadas, siempre que la respuesta de la ONG haya sido ajustada a la gravedad de los hechos, como parece que lo ha sido. Las ONG necesitan y se merecen, nuestra solidaridad en su esforzada misericordia con los pobres del mundo, labor que no cabe humillar por la conducta inapropiada, ocasional y corregida, de un empleado. Como no debe confundirse la acritud del farmacéutico con la bondad del fármaco. Voy a más: no existe institución humana que pueda sentirse a salvo de algún comportamiento indeseable entre sus integrantes. Y si alguna presume de ello, desconfíe, porque no será cierto. Recuerden cuando allá por1962, al intentar España adherirse a la CEE nuestro Ministro de Exteriores se jactó de que no existía expediente disciplinario alguno a los jueces españoles, dato que, en vez de apaciguar, alarmó a la CEE, porque lo que eso revelaba no era que todos los jueces fueran puros, algo inverosímil, sino que la judicatura hispana carecía de una inspección eficaz. Por supuesto, tenían razón. Así que, mutatis mutandis, cuando veamos extravíos o degradaciones, condenémoslos, claro, pero a la vez aplaudamos que el control sea tan efectivo como para detectarlos y sancionarlos, con todas sus consecuencias. Y desde tal criterio, confieso que mantendré mis modestas aportaciones a las varias ONG a las que apoyo, aun sabiendo como sé, que puedan existir disfunciones, y mientras que crea, como creo, que las mismas se combatan con el ardor que merece la causa. Y crea que el uso de sus fondos se audita.

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