HUBO una vez en la que Pontevedra y Almería se convirtieron en ciudades hermanas. Era la temporada 2001/2002. La UD Almería de Casuco, tras una campaña excepcional, se colaba, contra pronóstico, en la fase de ascenso a Segunda A. Ahí quedaba encuadrada en el grupo de la muerte con el Real Madrid B de los Portillo y compañía; el Espanyol de Crusat; y el Pontevedra. El calendario quiso que almerienses y gallegos se tuvieran que ver las caras en las dos últimas jornadas, cuando los pontevedreses no tenían opciones y los rojiblancos peleaban con el filial blanco por una plaza en la categoría de plata. Entonces, en un 29 de Junio clave en la historia del balompie almeriense, Pontevedra y Almería se hermanaron. Era el último partido de la liguilla. El Almería quería (y podía) subir, mientras que el Pontevedra no quería que ascendiera el filial merengue. Al final, el éxito fue para los rojiblancos y la fiesta en la ciudad gallega fue completa. El Campo de Pasarón queda en el recuerdo de muchos almerienses que allí nos dimos cita.

Sin embargo, en balonmano la historia es bien distinta. Hace tres temporadas, el entonces Almería 2005 y el Teucro de Pontevedra, peleaban por no descender a División de Honor B. En la última jornada, una derrota, más que anunciada, de los gallegos ante Ciudad Real y una victoria probable de Almería 2005 en Eibar, ante Arrate, facilitó la permanencia almeriense y el descenso gallego.

Allí, ni perdonan ni olvidan. El Keymare juega en Pontevedra y se juega la vida ante un Teucro salvado que, lejos de lo que se puedan pensar los otros implicados en el descenso (Algeciras y TEKA), no va a regalar nada. Durante toda la semana han estado recordado el episodio de hace tres años y anuncian un infierno en un partido trascendental para el balonmano almeriense. Ojalá los de Guillermo Plaza resuelvan la papeleta y, porqué no, que Almería y Pontevedra vuelvan a ser amigas...