MI hermano Antonio, gran aficionado al Poli, y a quien debo en gran medida mi corazón celeste, es un fanático de las películas de James Bond. En una de estas películas, concretamente en James Bond contra Goldfinger, recuerdo que el villano le decía al Agente 007 algo así como "una vez es casualidad; dos, coincidencia, y la tercera vez, una acción hostil".

Este proverbio le viene como anillo al dedo a lo que le está pasando al Poli esta temporada. Y es que no puede ser casualidad ni coincidencia que, jornada tras jornada, caigamos en el mismo error. El Poli no sabe ganar los partidos y de esta manera es imposible mantener la categoría.

Así, mientras el resto de equipos luchan por sacar la cabeza, nosotros nos hundimos cada vez más, entre lamentaciones por las oportunidades que se están dejando escapar. Cuando no es Nino, aparece Mena; si no, Quique Martín... La cuestión es que jugar contra el Poli está siendo un chollo para cualquier rival.

Ahora que estamos en plena recta final de la liga, nos damos cuenta de que de poco ha servido el cambio de entrenador, porque el equipo, pese a encajar menos goles, no consigue puntos. De hecho, los números de Castro Santos en las doce jornadas que lleva al frente del Poli son igual de nefastos que los de Sampedro en el mismo número de partidos. Con este panorama hay que afrontar los últimos partidos de la temporada, con la tristeza y resignación de que, si nada anormal sucede, pueden ser los últimos del Poli en la categoría de plata.