El callejón del gato

Las chulerías de Hernando

Pienso que no hay derecho a que, cada vez que abra la boca, salga a relucir el nombre de Almería

Yo Soy afiliado por Almería, Muchas gracias". Supongo que ya habrán adivinado ustedes quien es el autor de esa salida por peteneras para esquivar a la prensa. Cada vez que Rafael Hernando abre la boca y pronuncia el nombre de Almería erigiéndose en nuestro representante en el Parlamento, siento vergüenza ajena. A pesar de los años que lleva siendo diputado por esta provincia no consigo acostumbrarme a sus modales. No es una cuestión que tenga que ver con su posición política, ni de que se trate de un advenedizo, los almerienses somos acogedores con quienes aterrizan en nuestra tierra y no tardan en integrarse sin problemas. Son sus maneras las que me parecen muy contrarias al carácter que nos identifica a los almerienses. Son esos modales tan chulescos los que no me cuadran, como para que un tipo importado de la Alcarria represente la imagen de los que vivimos en esta esquina del mapa. Su última parida ha sido escudarse en Almería cuando unos periodistas le preguntan su opinión como portavoz del Partido Popular sobre la corrupción en las Comunidades de Madrid y de Valencia, a propósito de las declaraciones del que antaño fuera su compañero de filas e ilustre Secretario General del PP madrileño Francisco Granados. Se comprende que el PP necesite los servicios de un personaje como Rafael Hernando. Por una parte, en la estrategia que dicho partido ha venido practicando desde que consiguió congregar en su seno a toda la derecha, la dialéctica de Hernando con sus reaccionarias intervenciones, es un gancho para atraer a los nostálgicos del ala más radical. Y ahora precisamente, que Ciudadanos le está comiendo el terreno y algunos se le están escapando, con mayor motivo. Y por otra parte, si el PP quiere contar con un cara dura que sea capaz de responder sin inmutarse a las preguntas comprometedoras sobre los casos de corrupción, no pueden haber encontrado otro mejor. Nada que objetar, por tanto, si los populares consideran de utilidad mantenerlo en sus filas. Pero si en Guadalajara, donde inició su imperecedera carrera política como concejal, no lo quieren de diputado, lo menos que podía hacer el PP, es repartir la carga y ponerlo a rotar por todas las provincias. Pienso que no hay derecho a que, cada vez que abra la boca, salga a relucir el nombre de Almería y que tengamos que estar soportando los almerienses desde hace más de 20 años la carga de un diputado que se ha destacado por sus improperios y chulerías.

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