Carta del Director/Luz de cobre

La ciudad del futuro

Reniego de los habituales voceros que no han sabido salir de la caspa y del victimismo secular

Qué Almería queremos en el horizonte de 2030? ¿Cuál es la delgada línea que debe guiar el crecimiento y desarrollo de la ciudad a doce años vista? ¿Cuáles son los vectores o los railes sobre los que tiene que rodar el tren de la capital? A estas y otras preguntas son a las que debe responder el Plan Estratégico de la Ciudad, en el que el Ayuntamiento se ha embarcado y en el que quiere implicar a todos los que en esta tierra habitan.

La idea está ampliamente justificada y viene a confirmar la necesidad de conocer de antemano cuál es la Almería que anhelamos en el horizonte 2020-2030. Los ocho "gurús" de distintos sectores que conforman el tejido social y productivo de la ciudad, junto con los responsables de los medios de comunicación de la provincia y los propios responsables municipales, con el alcalde Ramón Fernández Pacheco a la cabeza, manteníamos esta semana un primer encuentro en el que, por decirlo así, se pusieran sobre el tapete las múltiples y variadas visiones que sobre este macroproyecto se tienen.

Coincidencia generalizada, de casi todos los presentes, en la necesidad de ordenar a largo plazo tanto las fortalezas como las debilidades de la capital y poder afrontarlas con criterio, orden, responsabilidad y, porqué no, sensibilidad con la participación ciudadana, así como la implicación y compromiso de todos cuantos van a participar en el proyecto.

El Plan Estratégico, como bien ha entendido el alcalde, es una oportunidad y la música que suene debe alejarse, lo más posible y cuanto antes, del mismo estribillo de siempre. Aunque el documento no obligará a nada, si tiene que obtener el respaldo y el consenso de todos para que ejerza de guía real del desarrollo futuro de Almería.

Infraestructuras, agroalimentario, desarrollo urbano, comunicaciones, innovación o sostenibilidad deben ser algunos de los argumentos sobre los que trabajar y avanzar, para que en dos años esa vía imaginaria, de la que hablaba al principio, sea capaz de transportar a una ciudad media hacia el éxito.

Un éxito que ha sido posible gracias al trabajo y esfuerzo de todos los que la habitan, a pesar de la escasa o nula implicación de las administraciones. Reniego de aquellos voceros instalados en el secular pesimismo, y que no han sido capaces de salir del ambiente casposo que algún que otro salva patrias ha intentado instaurar e instalar en la sociedad capitalina. La realidad, siempre tozuda, indica que esta tierra, tanto en lo individual como en lo colectivo, ha sido capaz de alzarse por encima de cualquier contratiempo y como el Ave Fénix, superarse y volver a la vida de sus cenizas. Nada que nos propongamos dejará de hacerse. Y un plan como el previsto y que comienza a andar nos ayudará a ello. No lo duden.

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