La tapia del manicomio

¿Ha comido ya boniatos?

Es verdad que con el cambio climático no apetece calentarse las manos con treinta grados a la sombra

La pregunta de arriba se refiere a si los ha comido este otoño, porque en años pasados casi todos los hemos comido. Ahora, con la coña del independentismo parece que no queda tiempo para pensar en cosas serias. Este mañana (sábado) nos hemos cruzado con dos señoras más bien mayores (o sea, viejas como nosotros) y en vez de hablar de que se ha disparado el precio de las castañas o de que los boniatos ya no son tan dulces como antiguamente, iban comentando lo que habían oído anoche en la radio. Ya de por sí, la costumbre de comer boniatos en esta época estaba de capa caída. Lo de las castañas está más o menos estabilizado, salvo en que ha disminuido el número de puestos de castañeras y eso que la reciente y larga crisis debería haber incrementado su número, como lo ha hecho el de pordioseros y otros oficios marginales. Aunque bien es verdad que con el cambio climático no apetece calentarse las manos con treinta grados a la sombra.

Volviendo al boniato o batata, que sin perdón también así se llama, es posible que su baratura y poco prestigio gastronómico haya contribuido a la bajada de su consumo. Para compensar, ha aumentado el consumo de patatas, especialmente de las dulzonas que se ponen negras y blandas al freír. Algunas teorías, más o menos conspirativas de las que tanto nos gustan a los ignorantes, se inclinan por atribuir ese dulzor a que se plantan en los mismos bancales que los boniatos y/o las remolachas. Ignoramos cómo se pueden transmitir por la tierra los genes almibarados de un tubérculo al otro. Pero mayores incertidumbres presenta la ciencia. Y además, lo que pretendemos es revitalizar el consumo de la batata o camote, como la llaman los americanos. No sólo por nostalgia del pasado, sino porque es un alimento barato y saludable. Y a ver si de paso conseguimos que nuestros nietos vuelvan a jugar a los petos (canicas para los no almerienses) y a los trompos en esta época tan descreída. Eran juegos comunitarios que los coches han expulsado de las calles, pero como ahora toda Almería va a ser peatonal, será el momento de hacer pistas con agujeros para el guá (petos), circuitos para las carreras de chapas, pistas circulares para los trompos y canchas para practicar el boli troli. Que ya está bien de tanta tele, tanto móvil y tanta consola.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios