El callejón del gato

Estados constitucionales

La primera cuestión es referente al concepto del nacionalismo como ideología

Ahora resulta que si eres nacionalista catalán, estás a favor del referéndum y dispuesto a pasarte la ley por el forro para conseguir la independencia, eres de izquierdas y, por el contrario, si no estás de acuerdo con semejante planteamiento, eres un nacionalista español y por lo tanto de derechas. Ya está, así de simple. Analicemos dos cuestiones en relación con lo dicho, que es un argumento que he deducido oyendo a tertulianos locuaces imponiendo su criterio inapelable a favor del referéndum en Cataluña, dándoselas de progres. La primera cuestión es referente al concepto del nacionalismo como ideología. Los nacionalistas no conciben otra manera de constituir un Estado que no sea basándose en el sentimiento de pertenecer a una comunidad, tener una lengua propia, unas costumbres inherentes, y unas señas de identidad que configuran la existencia de dicho Estado al que se le atribuye personalidad por encima incluso de las personas. De tal manera que cualquiera que se declare ciudadano de un Estado es bajo el prisma del nacionalismo. Y si te declaras español eres un nacionalista derechoso envuelto en la bandera roja y gualda y poco menos que cantando el Cara al sol. Pues no, mire usted. Se pueden establecer relaciones de convivencia y conformar un Estado dejando aparte sentimientos patrioteros. Basta con leer a Rouseau para saber que se puede constituir un Estado mediante un acuerdo por parte de sus miembros implantando unas normas de convivencia, con sus derechos y sus obligaciones, así como el establecimiento de unos poderes - legislativo, ejecutivo y judicial - como recomendó Montesquieu, necesarios para llevar el control y creados mediante un sistema consensuado por el grupo. En fin más o menos como funcionan hoy día la mayoría de los estados constitucionales, incluso España, que así se llama. Lo cual no impide que cada cual baile al son que más le plazca, ya sea de la guitarra, la gaita, el chistu, el flabiol o las maracas del Bayón de Ana, que con eso no se le hace daño a nadie. En este Estado formado mediante el llamado Pacto Social, caben progresistas y conservadores, rivalizando bajo el imperio de la ley. Y precisamente la segunda cuestión a plantear es lo de pasarse la ley por el forro. Si para hablar del Pacto Social me he remitido a Rouseau, ya se dieron cuenta los romanos que era preferible el sometimiento a la ley que resolver las cuitas a base de mamporros. A ver qué pasa el 1-O en Cataluña.

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