Carta del Director/Luz de cobre

La cuesta de septiembre

Los problemas de los regantes del Bajo Andarax ponen de manifiesto lo frágil del sistema de agua que nos hemos dado

Aunque al verano le queda aún casi un mes, en esta tierra ya saben que cuando termina la Feria capitalina parece que hay que calzarse las botas de lana y cubrirse como si el más crudo invierno ya hubiera llegado y se instalara para quedarse. Exageraciones al margen, si que es cierto que con la procesión de la patrona, la vida recobra el pulso habitual, nos alejamos del paréntesis agosteño y, al igual que las promociones llegan a los quioscos, comienza lo que he querido denominar la "cuesta de septiembre".

Y lo será para muchos, no ya para los padres que comienzan con los gastos del curso escolar, a la vuelta de la esquina, sino por la enorme cantidad de problemas que esta provincia tiene por resolver y que en este tiempo de calor, playas y excesos estivales, aparcamos durante un tiempo.

El primero es el agua. No sabemos bien como, pero mientras en el resto del país la sequía está provocando grandes estragos en plantaciones y alcanza, incluso, a muchas poblaciones que han visto como sus horas de abastecimiento disminuían, aquí mantenemos una normalidad mal entendida, en la creencia de que eso no va con nosotros. Sólo los problemas de los regantes del Bajo Andarax han puesto de manifiesto la fragilidad del sistema que con inteligencia, cierta coherencia y presión popular, nos hemos ido dando a lo largo de los años. Las desaladoras que funcionan y un año hidrológico más benévolo que el resto del país, sostienen una agricultura cada vez con más necesidades y a una creciente población, en especial en verano, con una llegada récord de turistas. Pero el problema está ahí. Cada uno no puede hacer la guerra por su cuenta, sino que se hace conveniente y necesario un órgano que sea capaz de dar racionalidad, evitar problemas como el del Andarax y, sobre todo, conocer dónde estamos, qué reservas tienen aún nuestros acuíferos y cuál es el futuro que nos espera.

Septiembre es también tiempo de presupuestos del Estado y de la Junta. No esperen mucho. A pesar del triunfalismo del Gobierno de Rajoy, sabedor de que tendrá el apoyo de nacionalistas vascos y canarios a las cuentas, más Ciudadanos, lo cierto es que esta tierra mantendrá unas inversiones casi ridículas. Dinero para el AVE con Murcia no habrá, ya lo dijo el ministro de Fomento, aunque sería conveniente que se perfilaran algunas partidas para esta obra necesaria y urgente e inversiones en recuperar la todavía embarrada (es un decir) desaladora de Palomares, que un día vio como la avenida de una rambla la inundó y hasta hoy. De la Junta ya nos sentiremos satisfechos con que sigan las obras del materno-infantil y, de verdad, haya trabajos en la autovía del Almanzora. Si de unos y otros logramos arrancar algo más que promesas, la cuesta de septiembre hasta es posible que la subamos, con dificultad, pero la subamos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios