Fernando Pérez Royo es una eminencia y un personaje. Prohombre del Derecho Tributario, izquierdista sosegado, paseante atildado con algún toque -el justo- de extravagancia, coleccionista de grabados antiguos desde sus años como eurodiputado, educado como buen bolonio... Nuestro hombre es, en definitiva, una de esas personas que dan algo de color a la política y la universidad españolas, siempre tendentes al gris. El otro día nos lo encontramos por la calle y dimos un brevísimo paseo comentando el incendio catalán. Cuando nos separamos, sus últimas palabras fueron: "La culpa de todo la tiene Rajoy". Nosotros, puestos a pelear, le respondimos con otro lugar común: "No, la tiene Zapatero". Después nos disolvimos pacíficamente entre la multitud.

La idea de que el gallego es el responsable de la sedición catalana ha arraigado en ciertos sectores de nuestra progresía con la fuerza que suelen tener las consignas cortas e inculpatorias, más cuando algunos medios de masas se encargan de repetirla sin descanso. Entre el viril Rusia es culpable y el atribulado Rajoy es culpable, como verán, no hay mucha diferencia. La letanía ha calado también en ciertos sectores del catalanismo moderado que, espantados y avergonzados ante la atrocidad que están cometiendo los suyos, buscan responsables en la metrópolis. Para ello han inventado la metáfora del exprimidor: el PP ya le ha sacado todo el jugo electoral al cítrico del procés, pero sigue apretando y corre el riesgo de que termine con la mano horadada. Como gag de Barrio Sésamo podría valer, pero como explicación medianamente seria, aunque sólo sea por aproximación, deja mucho que desear. Es absurdo pensar que el enorme problema que tenemos hoy planteado en Cataluña se ha podido generar en los poco más de cinco años que lleva Rajoy sesteando en la Moncloa.

Obviemos la historia, las raíces adulteradas del nacionalismo cuatribarrado, los complejos y traiciones de la izquierda ante los nacionalismos periféricos, los excesos castellanistas de una derecha incapaz de comprender la complejidad de España más allá de los coros y danzas... Puestos a buscar culpables, hay que señalar (con perdón) a los que obviamente lo son, aquellos que han violentado el ordenamiento constitucional y pisoteado los derechos más elementales de los catalanes: los dirigentes de Convergència, ERC, la CUP, Òmnium Cultural, la ANC... toda esa galaxia política y social que ha preparado minuciosamente durante décadas la ruptura, no con Rajoy, sino con el conjunto de España.

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