EL Almería emitió ayer de forma oficial un comunicado y a eso hay que aferrarse, pero más allá de las razones expuestas en el mismo para explicar ese inesperado "acercamiento de posturas", y adentrándonos en el terreno de la hipótesis porque, que se sepa, únicamente hubo cuatro personas presentes en la reunión y todo lo que se filtre a partir de hoy 'cojeará' de una de las partes, se hace difícil digerir que al sentarse a hablar le dieran vueltas a lo mismo y no llegaran a ninguna solución aparente. Según puede leerse entre líneas en el comunicado a través de esos abstractos "factores externos" a los que se refiere, Unai fue al ágape a solicitar otra moratoria en su decisión y no esperaba que Alfonso contraatacara con una supuesta oferta económica que iría en función de patrocinios e ingresos futuros para garantizarle un proyecto deportivo ambicioso. Lo último no lo especifica el comunicado, pero por ahí irían los tiros. Lo chocante es que el hondarribitarra se topó por sorpresa con el mejor de los escenarios posibles para sus intereses y puede que para los del propio club en función de cuál sea su dictamen final. Eso es lo que se ha vendido con el trasfondo de la necesidad que tiene el equipo de salvarse de forma matemática. Y yo me pregunto, ¿a estas alturas todavía no se le había trasladado a Unai lo que el club puede llegar a ofrecerle? La verdad es que a todos les queda la sensación de que el parto de Águilas se quedó en aborto. Si el presidente se compromete en hacer un esfuerzo, a buen seguro que pondrá toda la carne en el asador, pero en el caso de que consiga elevar la capacidad económica del Almería de la noche a la mañana, ¿tendrá ya claro Emery que quiere seguir? o, por el contrario, ¿tendrá más claro, con la lógica descongestión que se producirá en la tabla clasificatoria, a qué otro equipo puede irse? Todo continúa siendo un galimatías porque puede que ahora la opción de quedarse gane 60 a 40, pero en realidad nadie ha dicho "esta boca es mía".