República de las Letras

Un desastre de collons

Aquel supuesto de Rajoy de que la alta participación favorecería al PP y, en general, a los constitucionalistas, era una falacia

Un pollo de cojones, sí, es lo que han deparado para España las elecciones catalanas, como dicen que dijo Puigdemont. El independentismo, en efecto, sigue intacto. Aquel supuesto de Rajoy de que la alta participación favorecería al PP y, en general, a los constitucionalistas, era una falacia: ha favorecido solo a Ciudadanos, mientras el PSOE gana un único diputado y el PP se hunde en la miseria. Tanto, que hasta ha denunciado a su buque insignia, el ABC, por entrevistar a Arrimadas, y sacar su rostro en primera página, en la jornada de reflexión: todo un signo de por dónde van los tiros para la derecha en España -valga la metáfora-. Porque lo más significativo de las elecciones catalanas es, con mucho, la debacle del PP. Era de esperar que los más castigados por los electores catalanes fuesen aquellos que enviaron a los antidisturbios a pegarles palos el 1 de octubre, ¿no? Así que no es de extrañar que ahora se vean como se ven, en el grupo mixto con los anarquistas marginales de las CUP's. Se trata del comienzo del desastre, de la decadencia del partido más corrupto de la historia de este país y de ese señor que decía, respecto a la Generalitat de Cataluña, que la ley está para cumplirla, y lo decía desde la sede, cuya reforma pagó en B, de un partido que según José de la Mata, juez de la Audiencia Nacional, contenía en su seno una organización criminal y una asociación ilícita para delinquir, mientras como Presidente del Gobierno reducía a cero la dotación económica de la Ley de Memoria Histórica precisamente para no cumplirla. El país está pagando muy caro, además, la sima social a que el PP lo ha llevado con su salvaje reforma laboral, que dio el poder sobre el futuro y la vida de los trabajadores, los jóvenes, las pensiones y la economía general a los empresarios, en detrimento del diálogo social y la concertación laboral. Que unos pocos roben y se enriquezcan y escondan su riqueza en paraísos fiscales mientras la inmensa mayoría sufre los recortes y ve dañado su nivel de vida, su seguridad y su futuro por la política que hacen esos pocos, no podía traer, a la larga, más que decadencia, desastre electoral y aparición de alternativas que, como se ve, no eran solo operaciones de márquetin político. Lo peor es que, en su caída, puede arrastrar a la monarquía. Felipe VI debe andarse listo y revisar bien todos los discursos que le escriban. FELIZ AÑO NUEVO.

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