ERA un día de despedidas de jugadores y muy posiblemente también del cuerpo técnico, un día donde se ponía fin a un año lleno de alegrías a la afición, y posiblemente un día donde se cerraba un ciclo de fútbol atrevido, descarado y vistoso en el Mediterráneo. Pero pasó todo lo contrario, el equipo no salió con toda la intensidad que debiera y el público no le perdonó ni la más mínima, como si el equipo estuviera en deuda con la afición.

El Recre salió con una motivación a años luz que la del Almería (se jugaba su continuidad en Primera) y pasó lo que tenía que pasar, si no sales con motivación e intensidad en un partido generalmente pierdes.

Esa falta de intensidad puede provocar en la afición cabreo y mosqueo, y se puede entender los pitos al equipo, pero lo que es inadmisible son los aplausos de cierta parte de la afición, que se llevó el decano por los goles conseguidos y no precisamente por el gol de bella factura de Sinama.

No hay que echar mucho la vista atrás, para recordar que hace tres años el Recre casi nos hunde al pozo de 2ªB, pero Lozano hizo justicia y salvó al equipo en el descuento.

Volviendo al partido del domingo, también se escucharon las típicas frases de tongo, amaño... Pero es que esas frases se iban a decir pasara lo que pasara, si ganaba porque estaban primados y si perdía porque estaban arreglados con el Recre.

Lo cierto es, que fue una despedida amarga, porque el equipo no pudo despedirse tras el partido de la afición , principalmente porque no quedaba nadie en las gradas y por el monumental cabreo de varios jugadores de la Unión en zona mixta.

Mirando al futuro, ya sólo falta terminar con el trámite de Montjuic, y abrir la veda con los culebrones de los fichajes, empezando por cerrar la posible salida de Emery al Valencia (allí ya lo dan por hecho) o si se salva, Zaragoza sería un destino muy apetecible para el técnico vasco.