Cosas que pasan

Ricardo Castillej0 / Rcastillejo@grupojoly.com

Un dulce para Amargo

POR qué parece que hay que esperar siempre a que se nos reconozca fuera antes que aquí? ¿Por qué tenemos ojeriza a quien posee un talento e intenta, en base a él, salir adelante y triunfar? Lógico que, ante tan poco agradable panorama, algunos decidan poner tierra y mar de por medio -lo del espacio aún carece de una opción accesible- y marcharse a tierras como Inglaterra o Estados Unidos, países en apariencia más inhóspitos pero con muchos menos prejuicios a la hora de aplaudir el triunfo del vecino.

Rafael Amargo por ejemplo, asociado aquí al escándalo de la contratación de Belén Esteban en el carnaval de Santa Cruz de Tenerife o convertido en el centro de la diana contra la que tiraba dialécticos dardos envenenados Antonio Canales, disfruta ahora del éxito por su coreografía del musical Zorro que, precisamente hoy domingo, podría suponerle la concesión de un prestigioso premio Olivier, esto es, el máximo reconocimiento teatral entre los británicos. Y eso, qué menos, bien merece una enhorabuena… "Estoy "flipando"", me cuenta el bailaor desde París y en espera de coger el vuelo con dirección a Londres. "Si lo consigo, sería… ¡el primer español en lograr este galardón! Me acompañarán mis amigos y mi gente, luciré modelo red carpet (alfombra roja) y después… ¡el gran fiestón!". A punto de representar en Buenos Aires una nueva propuesta titulada Dardos al corazón, en la que participa recitando Pilar Távora, Rafa me habla de sus niños Lean y Dantés -el último nacido hace un año- y de su mujer Yolanda quienes, por el momento, viven en Madrid y a los que ve cuando se va pudiendo.

Y es que, volviendo al principio, "nadie es profeta en su tierra", única reflexión de tristeza que percibo en la alegría de un paisano consciente de que, mientras el resto del mundo se lo sortean, entre los suyos ni siquiera le guardan una participación del número. Sea como sea, en este caso él gana y, nosotros, perdemos.

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