Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Un empate que contentó a todos

AL final, abrazos y cordialidad absoluta entre los jugadores del Almería y el Betis. No es un mal ejemplo, todo lo contrario, pero qué lejos queda aquella tensión vivida en el partido de la primera vuelta. Ya la prefiero, aunque es humanamente comprensible la relajación cuando todo está sentenciado. De hecho, el Almería dijo ayer adiós a cualquier posibilidad de jugar en Europa aunque las matemáticas aún digan lo contrario. Esperemos que al Sevilla se le atraganten sus dos difíciles salidas consecutivas, contra Racing y Betis. Ayer empezaron las rotaciones. José Ortiz y Acasiete tuvieron su oportunidad desde el principio, pero mientras el almeriense ha llegado exhausto al último tramo de liga, al peruano se le ve en forma.

Una pena que el extremo almeriense no hubiera tenido más oportunidades en otro momento. Mención especial merece Melo. Ayer no jugó su mejor partido, sin embargo más de uno creyó que el centrocampista carioca iba a bajar el pistón, sobre todo a la hora de meter la pierna, por aquello de su fichaje por la Fiorentina. Nada de eso. También es destacable el instinto asesino de Pulido en ataque.

Cambia su rol por momentos, como los jugadores de baloncesto. Por último, dos detalles: ya ni se anuncian los resultados de otros estadios en el descanso, y sobre todo, la poca vista de quien corresponda por homenajear, con total merecimiento eso sí, a las categorías del Almería en el descanso, con una gran mayoría de aficionados lejos de sus asientos, y más pendientes del refrigerio o de cualquier otra cosa. Ese homenaje debería haberse realizado justo antes del comienzo del partido.

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