La esquina

El hombre que quiso suceder a Chaves

MEDIADA la cincuentena, a la edad en la que los políticos europeos de largo recorrido andan en su mejor momento, Javier Torres Vela ha dicho adiós a la política, después de una brillante trayectoria en la que tampoco han faltado los fracasos. Y es que empezó muy joven.

Fue uno de los integrantes de la mesa camilla desde la que José Rodríguez de la Borbolla dirigió la Junta de Andalucía y el PSOE andaluz hasta que la propia construcción del poder autonómico les hizo enfrentarse con el guerrismo, y perder la batalla (él, concretamente, perdió la Consejería de Cultura).

No obstante, cuando el guerrismo fue a su vez derrotado en el pulso con Felipe González, Torres Vela se convirtió en uno de los prohombres borbollistas amnistiados por el nuevo factótum del socialismo andaluz, Manuel Chaves. Chaves le llevó en 1996 a la presidencia del Parlamento y en los ocho años que permaneció en este cargo se produjo su maduración política e intelectual. Ahí se puede decir que generó un pensamiento propio, algo que suele estar mal visto por la mediocridad dominante en los partidos.

Al final de su segundo mandato, ya en el siglo XXI, Javier Torres Vela acarició la ambición de ser el sucesor de Manuel Chaves. Llevo años intentando poner en pie cómo se produjo exactamente el desencuentro entre ambos -incluso si fue directo o implícito-, pero el caso es que su candidatura levantó el rechazo de algunos de los líderes más influyentes del PSOE y el enrocamiento del mismo Chaves, que pensó que querían moverle la silla. Desde entonces el presidente de la Junta no permite que nadie insinúe su jubilación.

De modo que Torres Vela se reconvirtió a la política nacional como diputado y miembro de la Ejecutiva Federal socialista. En 2007 creyó que podía colocarse de nuevo en primera fila por una vía muy valorada y enaltecedora: la Alcaldía de su ciudad. Pero no podía ignorar que también es una vía dificultosa. Fracasó en su primer intento y se dispuso a penar cuatro años en la oposición para volver a intentarlo. Se le ha hecho cuesta arriba. No encuentra al PSOE granadino en condiciones de arrebatar la hegemonía a Torres Hurtado, no se siente avalado por un PSOE andaluz que ni siquiera le ha hecho senador ni se ve capaz de sortear un momento vital en el que los condicionamientos personales y familiares suelen ser decisivos.

Como tampoco es hombre de mendigar un carguete de compensación hasta que vengan mejor dadas y sí es un profesor universitario, aunque oxidado, su adiós puede tenerse por completo -sin retranca- y definitivo -sin retorno-. A ver si un día me entero cómo fue la conversación con Chaves en la que se esfumó su sueño.

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