La huida de Puchi

Flaco favor ha hecho Carles a la causa secesionista, a sus seguidores y a los socios de gobierno

La tragedia, exprimida en exceso, retorna siempre en comedia. Y si no que se lo digan a los gobernantes "indepes" del gobierno catalán. O ex gobernantes, según el status quo vigente y aplicable, al menos para aquellos que no son "indepes". Los otros, dicen vivir otra realidad normativa paralela, con presidente en el exilio, que solo percibo en el ensueño y la metáfora. Pastilla azul, pastilla roja, porque llega un momento en el que la guerra lingüística, además de absurda en fondo y forma, resulta pedante e insoportable mantenerla. No sé cómo se sentirán los independistas catalanes, los de a pie. Pero, cuando una persona, miles, o cientos de miles, se dejan llevar y creen a ciegas en alguien que les dice, una y otra vez, que defiende una idea, la misma que ellos, al que consideran un "líder", y éste, que jura y perjura que defenderá ese ideario hasta el final, asumiendo las consecuencias que le depare el destino por hacerla realidad y, a las primeras de cambio, cuando ve las orejas al lobo, sale corriendo por la puerta de atrás y en silencio, dejando a su equipo y la gente que le sigue tirado en la cuneta, la verdad, a dicha persona se la puede calificar de todo, menos líder, ¿no crees Puigdemont? Lo chistoso es que él mismo, "Puchi" para los amigos, se compara con Gandhi u otros grandes libertadores oprimidos, cuando, tal como escuchaba hace unos días, no llega ni tan siquiera a Cagancho o Abundio. Flaco favor ha hecho Carles a la causa secesionista, a sus seguidores, y a los socios de gobierno. No así al Estado de Derecho. Aquellos, los (ex) miembros del Govern, hoy en la cárcel, enterados por sorpresa de su huida al "Manneken Pis", comiendo los mejillones del Mar del Norte y suplicando la laxitud de la justicia belga, sobre todo cuando de nacionalismo se trata, hicieron de tripas corazón, guardando las formas en público, pero no perderían la ocasión de acordarse en la intimidad de la persona que engendró a "Puchi", sumando lindezas tales como cobarde, pusilánime o rastrero, en catalán todo, por supuesto. Aunque el mayor daño se lo hizo al propio independentismo. Qué contradicción. No sé si Pujol y Mas, cuando lo pusieron a dedo, anticiparon que su final, triste y patético como ha sido, dañaría a la propia causa como lo ha hecho, dejando sin adalid a aquellos a los que utilizaron, tan solo para enmascarar el tres por ciento y una mala gestión. La sinrazón es lo que tiene.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios