Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Un jamón de Caruana

NO hacía falta que el PP restringiese a sus dirigentes los regalos que podían aceptar por Navidad. Los detalles que las empresas estaban dispuestas a hacer este año ya se habían encogido, sin ayuda de nadie. Se ha comprado menos cava que nunca: el año pasado bajó la venta casi un 10% y éste se ha reducido en un 5. Dicen los proveedores, que no ha menguado el consumo doméstico, sino las cestas. Una sisa producida por la crisis, catástrofe natural que ha afectado a todo el mundo. ¿A todo el mundo? No. Unos pequeños enclaves repartidos por todo el mundo han resistido al nefasto hundimiento de los mercados. Estos Asterix de la vida moderna son los paraísos fiscales.

Si yo fuese el jefe de un paraíso fiscal le mandaría un jamón por Navidad a cada uno de los veintitantos mandatarios del G-20. Agradecería el trato recibido y compensaría el descenso de los regalos institucionales. Sin ir más lejos, en territorio andaluz tenemos uno de estos enclaves galos: Gibraltar. Si fuese Peter Caruana le mandaría un jamón de pata negra a los líderes del géveinte, porque no han tocado a las bases de los administradores de dinero negro del planeta.

No es nuevo: una de las primeras cosas que dijo el presidente Bush en septiembre de 2001, tras el ataque a las torres gemelas, es que iba a acabar con los paraísos fiscales, en donde guardaban su dinero Ben Laden, otros terroristas y el crimen organizado. Un brindis al sol. Y tras el hundimiento financiero de 2008, los líderes políticos volvieron a prometer erradicar los paraísos fiscales. Recuerdo el énfasis de Zapatero al respecto, tras una cumbre en Berlín en febrero. Pues nada: ahí los tienen, tan campantes.

Pero no son sólo los paraísos fiscales. La verdad es que termina el año del miedo y del nuevo orden mundial nunca más se supo. Año de crisis que ha generado miedo a quedarse sin trabajo, sin ahorros, sin pensión de la vejez. Y miedo al terrorismo. Al de los viejos fanáticos de ETA, que han vuelto a matar este año; a los modernos piratas de Somalia, o a los fundamentalistas islámicos que asesinan o secuestran. La lista de temores de los españoles ha aumentado con uno nuevo: el de no estar bien representados. La encuesta del CIS de noviembre señala que los partidos y los políticos son ya la tercera preocupación de los españoles, tras el paro y la situación económica. Es una secuela más de la crisis. La inseguridad que produce desconfianza.

En el plano internacional, mi colega Xavier Batalla sostiene que este 2009 que termina puede ser un año cero, entendido como el comienzo de otra manera de hacer las cosas. Como lo fue 1945, tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque advierte que hay que olvidarse de la refundación del capitalismo. El nuevo orden mundial se retrasa. Y los galos frotándose las manos.

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