Penal y gol, es gol

Jorge / Colipe / Deportes@elalmeria.es

Las leyes de Murphy

El Madrid es legítimo campeón y el Barça no sólo debería hacerle el pasillo, sino también aplaudirle

UNA de las tantas afirmaciones, transformadas en leyes y atribuidas a un tal Murphy, dice algo así como: "Todo lo que empieza mal, termina peor". Y la directiva del Barça, que a fin de la temporada pasada, para terminar con la desidia que lo llevó a perder la liga (que no la ganó el Madrid, sino que la perdió el Barcelona, y tal vez el Sevilla), optó por abrir la sala de operaciones y hacer cirugía. Nuevos fichajes, algunas salidas, pero el enfermo siguió grave. Evidentemente y visto lo visto, había que operar a corazón abierto y con anestesia general. Lo que haría cualquier paciente con dos dedos de frente: doctor, antes que la infección contagie a todo el organismo, no me ampute dedo a dedo. Ante tremendo diagnóstico, soluciones drásticas, así que si tiene que cortarme el brazo para salvarme, por favor, hágalo.

Pero Murphy también soltó que "la solución a un problema, consiste en encontrar a quien lo resuelva", y en Can Barça aún no han dado en la tecla. Rijkaard ya es historia, pero habrá que ver si Laporta y Txiki están capacitados para solucionar el entuerto y darle vida a un plantel que, desde hace demasiado tiempo, vaga como alma en pena por los campos de fútbol. Aún le quedan un puñado de partidos para continuar exponiendo sus miserias, bajo la miradas de "quien te ha visto y quien te ve".

Del otro lado de la acera, está el Madrid, a quien los dos títulos de liga consecutivos, seguirán disimulando los problemas no resueltos que dejó el reinado de Florentino. Pero aún así, el mérito de los blancos sigue siendo el de ser campeón. Si bien la afición merengue continúa abonada a las tres G (ganar, gustar y golear), sumar una copa a sus vitrinas y asistir a la debacle de su archi rival, son motivos más que suficientes para festejar. El Madrid es un legítimo campeón y el Barça no sólo debería hacerle el pasillo, sino también aplaudir a ese equipo de clase media que logró imponerse, una vez más, a la jet set del fútbol mundial.

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